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NARRA JADE

Cuando llegué a casa, mi madre me esperaba en la sala de estar con una taza de té en sus manos. Al verme entrar, dejó lo que estaba haciendo y se acercó a mí. Estudió mi rostro por unos segundos dándose cuenta de que algo pasaba.

- ¿Qué sucedió? - preguntó con un deje de preocupación en su voz.

- Josh murió - murmuré con la voz temblorosa - Perrie está mal, e-ella no... - comencé a balbucear cosas sin sentido, signo de mi desesperación y algo que no podía controlar.

Ella me tomó por los hombros para que la mirara fijamente.

- Tranquila cariño, Perrie estará bien - me dijo suavemente mientras acariciaba mis brazos - Se recuperará de esto y todo volverá a ser como antes.

- ¿Cómo estás tan segura de eso? - cuestioné alejándome de su toque -  ¿Cómo sabes que volverá a ser la misma de antes? - una solitaria lagrima bajó por mi mejilla - Jamás la vi tan mal, mamá.

- Lo sé Jade, ¿pero qué esperabas? - preguntó sin realmente esperar una respuesta - Acaba de perder a su padre, es normal que se sienta de esa forma - intentó acercarse nuevamente, pero la detuve. Me sentía sofocada y mi respiración cada vez se hacía más pesada.

- L-lo entiendo, pero aún así tengo miedo - confesé en un susurro a penas audible - E-ella suele alejar a las personas cuando algo malo sucede y-y no quiero que lo haga conmigo - otra lágrima salió de mis ojos al imaginarme esa posibilidad - No puedo perderla. No puedo.

Intenté sofocar mis sollozos queriendo ocultar ese lado vulnerable, pero lo único que logré fue irregular aún más mi respiración. Mi madre lo notó y de inmediato tomó delicadamente mis manos para acariciarlas.

- Tranquila, respira - comenzó a inhalar y exhalar aire esperando que yo imitara sus gestos.

- No puedo - murmuré con la voz ahogada.

Ella siguió acariciando mis manos y respirando exageradamente para que yo hiciera lo mismo.

Luego de unos minutos, logré controlarme. Mi madre me llevó hasta mi habitación para que me diera una ducha y me pusiera ropa cómoda. Cuando estuve lista, se encargó de secar mi cabello con esa ruidosa maquina que logró distraer mi mente de los pensamientos negativos. Luego me acosté en mi cama y dejé que me arropara, como cuando era pequeña.

- Escucha, cielo - murmuró mientras sacaba algunos cabellos de mi frente - Perrie es una chica fuerte y estoy segura de que podrá lidiar con todo esto.  Además, ella jamás te alejaría, eres especial en su vida y está claro que te adora.

Asentí lentamente con mi cabeza intentando creer en sus palabras.

- Intenta dormir ¿sí?- me miró con cariño - Buenas noches - depositó un suave beso en mi frente antes de levantarse y salir tranquilamente por la puerta de mi habitación. Agradecía enormemente que comprendiera mi silencio luego de un ataque de ansiedad.

Solté un largo suspiro y solo entonces noté lo agotada que estaba. Mis parpados pesaban, por lo que no tardaron mucho en cerrarse. Sin darme cuenta ya estaba sumida en un sueño profundo. 

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- Jade, despierta - alguien comenzó a zarandear mi brazo repetidas veces hasta que al fin abrí mis ojos.

- ¿Que hora es? - pregunté frotando mis ojos con el puño cerrado. Mi madre me sonrió.

- Son las siete, debes prepararte para ir al instituto - palmeó mi pierna un par de veces y luego se fue.

Estiré mi cuerpo sin levantarme de la cama aún y de inmediato sentí mis músculos relajarse. Bostecé un poco y decidí que ya era hora de levantarse. En media hora ya estuve lista.

Love me baby, pleaseWhere stories live. Discover now