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NARRA JADE

Los últimos días de instituto pasaron bastante rápido, sin darnos cuenta ya era el día de nuestro viaje. La noche anterior estaba tan emocionada que no llegué a dormir más de tres horas, pero aún así me levanté de buen humor. Me aseé rápidamente y me puse ropa cómoda para el vuelo de varias horas que teníamos por delante. 

Cuando ya estuve lista, tomé las maletas que había preparado el día anterior y las llevé al auto. James se había ofrecido a llevarnos al aeropuerto, acepté pues las cosas con él ya no eran tan incómodas. Claramente aún no lo perdonaba, pero definitivamente estábamos recuperando nuestra relación de a poco.

Mi madre insistió en que comiera algo antes de partir, pero estaba tan ansiosa que mi estómago se cerró casi por completo. Un poco indignada se despidió de mí y al fin me dejó ir.

El viaje en auto fue silencioso al principio; iba mirando distraídamente por la ventana, esperando que mi amiga hubiese recordado la fecha y hora de nuestro vuelo. 

- Te ves emocionada - comentó James rompiendo el silencio. Lo miré unos segundos y asentí con una diminuta sonrisa.

- Será un viaje inolvidable y especial - murmuré volviendo mi atención a la ventana y notando que estábamos cerca de la residencia de los Edwards. 

Luego de unos minutos, estaba frente a mi mejor amiga ayudándola con una de sus maletas. Las subimos junto a las mías en la cajuela del auto y finalmente nos fuimos en dirección al aeropuerto. Esa vez no iba en el asiento del copiloto, preferí sentarme junto a Perrie en los asientos de atrás.

- ¿Te despediste de tus hermanos? - pregunté en voz baja. Ella me miró con sus profundos ojos azules mientras asentía. Pude ver algo de preocupación en su mirada, por lo que tomé delicadamente su mano dándole un apretón - Ellos estarán bien.

- Lo sé, no es eso lo que me preocupa - murmuró jugando nerviosamente con nuestras manos enlazadas.

- ¿Entonces qué es? - posé mi mano restante en su mejilla obligándola a verme. Escuché un suspiro tembloroso salir de sus labios e inconscientemente dirigí mi vista a estos. Eran tan rosados y... apetecibles.

No sé cuanto tiempo estuve mirando sus hermosos labios, solo recuerdo que la voz de mi hermano me sacó rápidamente de mi trance.

- ¿Qué ocurre? - pregunté un tanto distraída.

- Ya llegamos - me sonrió levemente mientras nos veía por el espejo retrovisor. Sentí un leve ardor en mis mejillas que decidí ignorar.

- Bien - respondí alejándome de Perrie para bajar del auto.

Con nuestras maletas en mano, nos adentramos en el aeropuerto para hacer todo el papeleo necesario. Cuando todo estuvo listo, nos dirigimos a los asientos de metal para esperar a que anunciaran nuestro vuelo. Mi hermano decidió quedarse con nosotras hasta que eso sucediera.

Estaba teniendo una conversación con la rubia, pero en un momento se tuvo que alejar pues su hermana la estaba llamando por teléfono. Solté un pequeño suspiro mientras la veía alejarse.

- Deberías decirle lo que sientes - la voz gruesa de mi hermano me hizo voltear rápidamente a verlo. 

- ¿De qué estás hablando? - pregunté confundida.

- Deberías ser honesta con Perrie y decirle lo que sientes - mis ojos se abrieron a tope, me quedé sin palabras - Vi como se trataron hace un rato, en el auto. Se nota que corresponde tus sentimientos.

Mi mandíbula se tensó al escuchar sus palabras. Sentía una mezcla de miedo y enojo por lo que acababa de decirme. Miedo porque no estaba en mis planes que él se enterara y enojo hacia mí misma por ser tan obvia. 

- Lo lamento, eso estuvo fuera de lugar - se disculpó al ver mi reacción.

- Sí, lo estuvo - respondí con severidad. Luego suspiré derrotada pues no era su culpa - Pero está bien.

Nos miramos con una pequeña sonrisa significativa, hasta que a lo lejos vi a mi amiga acercarse.

- ¿Todo bien? - le pregunté cuando estuvo frente a ambos. Estaba por responder cuando escuchamos una voz a penas entendible anunciando nuestro vuelo.

Me acerqué a James para despedirme con un corto abrazo y un beso en la mejilla. Perrie hizo lo mismo, aunque sin el abrazo.

- Cuídense - dijo él antes de que nos alejáramos. Le sonreí con ternura mientras asentía. Creo que en ese preciso instante lo perdoné silenciosamente.

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Ya estábamos montadas en el avión, a unos minutos de que despegara cuando sentí lo tensa que estaba mi amiga.

- ¿Estás bien? - le pregunté un tanto preocupada. 

- Sí - respondió casi automáticamente. La miré con una ceja alzada sin creer en su afirmación - Es solo que odio volar en estas cosas, me pone nerviosa - explicó jugando con el borde de su sudadera.

Un sentimiento de ternura y comprensión inundo mi pecho, lo que me llevó a tomar su mano y entrelazar nuestros dedos.

- No va a pasar nada, Pez - le aseguré. Volteó a verme un poco dudosa.

- Han habido muchos accidentes aéreos, Jade. No puedes asegurar que todo estará bien - su voz estaba llena de pánico lo que me estaba poniendo nerviosa a mí - ¿Qué pasa si se queda sin gasolina o si hay turbulencia? Dios ¿Qué pasa si chocamos con otro avión? - su respiración se volvió agitada - No estoy lista para morir.

- Hey, nada de eso va a pasar - hablé suavemente mientras acariciaba sus nudillos. Parecía que estaba a punto de tener un ataque de nervios y una de nosotras debía mantener la calma. Esa sería yo - Te prometo que vamos llegar sanas y a salvo.

Ella asintió con su cabeza pero su respiración seguía inestable. Besé suavemente su mejilla para luego empezar a trazar líneas invisibles en la palma de su mano. Hice figuras sin sentido solo para distraerla, y aparentemente funcionó.

- Estaremos bien - susurré sin detener mis caricias en su mano - Intenta dormir ¿sí? 

Apoyó su cabeza en mi hombro mientras respiraba profundamente. Parecía estar demasiado concentrada en los dibujos invisibles que estaba haciendo sobre su piel.

- Cuando despiertes estaremos listas para las mejores vacaciones de nuestra vida - dije para luego depositar un beso en la parte superior de su cabeza. Ella asintió escondiendo su rostro en el hueco de mi cuello. 

Al cabo de unos minutos, sentí su respiración serena y supe que ya estaba en un profundo sueño. 



Love me baby, pleaseWhere stories live. Discover now