17

882 61 0
                                    

NARRA JADE

El desagradable sonido de mi alarma logró despertarme de mi sueño, pero, como es inusual en mí, me desperté de buen humor. De hecho tenía la energía suficiente para empezar el día siendo productiva. Por esa razón me levante rápidamente y me vestí con ropa deportiva.

Antes de empezar a estirar mis músculos decidí revisar las notificaciones de mi celular, pero ninguna era de Perrie, lo que me preocupó un poco. Luego logré convencerme de que tal vez ella seguía dormida y por eso no había contestado mis mensajes.

Cuando estuve lista, comencé a trotar por la vereda frente a mi casa. Había olvidado mis auriculares, pero no estaba dispuesta a volver por ellos, así que simplemente continué con el trote suave. 

El día estaba soleado y fresco, el clima perfecto. Esto solo mejoró mi buen humor.

Corrí varios kilómetros hasta llegar a un parque que se encontraba prácticamente vacío. Solo había una pareja en un aparente paseo romántico y una chica paseando a su perro. Casi de inmediato reconocí la rubia melena de la chica, por eso decidí acercarme.

- Hey - saludé parándome a su lado. Ella dio un suave respingo debido a la sorpresa.

- Mierda - murmuró con una de sus manos en su pecho.

- Lo siento, no quería asustarte - me disculpé intentando ocultar mi sonrisa. 

- Oh ¿enserio? - preguntó con sarcasmo. Solté una pequeña risa.

- Bueno, tal vez un poco - admití mientras me ponía de cuclillas para acariciar a Hatchi, su cachorro. Lo había visto un par de veces y la verdad me parecía una criatura adorable.

Volví a pararme y comenzamos a caminar por ese solitario parque.

- ¿Estás bien, Pez? - pregunté, rompiendo el silencio que se había formado entre ambas.

- Sí, sí - respondió aceleradamente, como si mi pregunta la hubiera sacado de un trance o algo así. La miré extrañada - ¿Por qué preguntas? 

Me encogí de hombros.

- No respondiste mis mensajes y creí que te había pasado algo - expliqué poniendo unos mechones sueltos detrás de mi oreja. Llevaba una coleta alta, pero a pesar de eso mi cabello estaba despeinado. Supongo que el viento y el sudor no son una buena mezcla.

- Oh, eso - murmuró mirando al cachorro que caminaba tranquilamente frente a nosotras - He estado un poco ocupada, ya sabes. No he tenido tiempo de revisar mi teléfono - explicó.

- Ya veo - dije sin más. 

Continuamos con nuestra caminata en un silencio un poco extraño. Sabía que me estaba ocultando algo pero me daba miedo preguntar. No quería arruinar las cosas o parecer invasiva. Simplemente iba a esperar hasta que ella me lo dijera.

- Mis hermanos no dejaban de hacer preguntas - comentó de repente - Querían saber absolutamente todo sobre ese viaje - soltó una risa nerviosa. 

Me detuve a estudiar sus expresiones y entonces noté que se estaba sintiendo incómoda, lo que de cierta forma me alarmó. 

- ¿Segura que estás bien? - pregunté preocupada.

- Estoy bien, Jade - respondió mirándome con una diminuta sonrisa que logró calmarme... solo un poco.

Me quedé observando fijamente sus ojos por unos largos segundos y es que era inevitable perderse en esos asombrosos orbes azules. Pero no era su color lo que me cautivaba, si no la profundidad de estos. Eran tan profundos que sentías que te ahogabas en ellos.

- Hmm - la rubia carraspeó su garganta volviéndome de golpe a la realidad.

Sentí el calor subir a mi mejilla y entonces decidí volver mi vista al frente. No quería que me viera sonrojada.

No sé cuantas vueltas dimos al rededor de ese parque antes de sentarnos en una de las tantas bancas del lugar. 

- Hola - murmuré inclinándome más cerca de su cuerpo. Ella rio.

- Hola - respondió divertida. 

- Eres muy linda ¿lo sabías? - le sonreí con burla mientras acercaba mi mano a su rostro con la intención de acariciar su mejilla, pero la alejé de golpe cuando amenazó con morderme - También agresiva. Todo en el mismo paquete - bromee.

- Eres tan idiota - dijo fingiendo estar avergonzada.

- Solo a veces - respondí orgullosa.

Mis ojos observaron con detalle las facciones de su rostro y pude reafirmar que era la chica más hermosa que había visto en la vida.

- ¿Te puedo besar? - pregunté de la nada. Fue algo repentino y casi inconsciente. 

- Jade, nos pueden ver - susurró mostrándose nerviosa.

- ¿Y eso qué? - la miré confundida - Si fuera por mí gritaría a los cuatro vientos lo mucho que te quiero - murmuré tomando su mano con delicadeza.

- Eso ya lo sé - dijo con una triste sonrisa.

- ¿Qué ocurre? - me atreví a preguntar. Estaba actuando extraño, pues no le importó besarme en publico cuando estábamos en esa isla.

- Nada, no ocurre nada - respondió con una mueca.

- Entonces bésame - susurré con una tierna sonrisa - Por favor - formé un puchero con mi labio inferior, sabiendo que no se iba a resistir.

- Ugh, eres imposible - dijo antes de posar su mano en mi nuca para acercarme a su rostro y empezar a besarme. Sonreí en medio del beso pues ya extrañaba la sensación de sus labios. Tenía la intención de profundizarlo posando mis manos en sus mejillas, pero ella se apartó. 

Abrí los ojos y la miré confundida. Ella simplemente me sonrió con burla.

- Oh vamos - gruñí volviendo a acercar mi rostro al suyo, pero ella volvió a apartarse.

Esta vez no tenía una sonrisa; su rostro estaba completamente serio; ya no se estaba burlando de mí.

- ¿Qué sucede? - pregunté extrañada por su cambio de actitud tan repentino.

- Mi madre vio cuando me besaste ayer - soltó sin cambiar la expresión de su rostro. 

- ¿Qué? - la miré aterrada - ¿Cómo? ¿y qué te dijo? - cuestioné nerviosa.

Mi hermano era la única persona que estaba al tanto de lo nuestro, por lo que me atemorizaba la idea de que alguien más lo supiera, en especial un adulto. 

- Lo único que supo hacer fue gritarme y humillarme - murmuró mirando el piso - Nunca la vi tan molesta. y... decepcionada.

- P-pero eso es normal ¿no? - dije con la esperanza de que no fuera algo tan conflictivo - E-ella estaba sorprendida nada más, por eso reaccionó así, tal vez...

- No - me interrumpió - Ella enserio me odia ahora, Jade. Si seguimos con esto lo único que lograré es alejarla más de lo que ya está. La perderé definitivamente.

Me quedé unos segundos en silencio intentando procesar sus palabras. Entonces caí en cuenta de lo que me estaba diciendo. La miré completamente aterrada, sintiendo un nudo formarse en mi garganta.

- Lo mejor es que acabemos con esto - dijo finalmente. 

- ¿Lo dices enserio? - pregunté incrédula. Ella simplemente asintió con su cabeza, sin tener el valor para mirarme. Estaba actuando como una cobarde. 

Lo peor es que parecía que nada de esto le afectaba. Su rostro estaba completamente serio, sin una pizca de arrepentimiento.

- Bien - respondí quitando disimuladamente una lágrima que había escapado - Me iré si eso es lo que quieres.

Sin más que decir o hacer di media vuelta y salí rápidamente de ese parque. 

Estaba destrozada, pero no dejaría que nadie me viera vulnerable.



Love me baby, pleaseOnde histórias criam vida. Descubra agora