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NARRA PERRIE

Ambas nos adentramos al interior de la cabaña para cambiar nuestra vestimenta. Jade fue la primera en estar lista, por lo que aprovechó de hablar con su madre para avisarle que habíamos llegado sanas y a salvo. Entonces recordé que mi madre ni siquiera estaba al tanto de esas vacaciones, por eso decidí llamar a Jed.

- Hola Pezza - fue el saludo de mi hermano.

- Hola Jed - respondí e inconscientemente comencé a caminar tranquilamente por la cabaña - Solo llamaba para avisarte que ya llegué y estoy bien.

- Me alegra escuchar eso, hermanita - me dijo - ¿Cómo estuvo el vuelo? ¿No tuviste un ataque de nervios o algo?

Por un momento creí que realmente se había preocupado, pero luego noté un poco de burla en su tono de voz.

- Eres un idiota - bufé fingiendo estar molesta, pero realmente nada ni nadie podía quitar mi buen humor.

- Tú una cobarde - esta vez no intentó ocultar la diversión en su voz - Pero en fin, yo... -

Mi ceño se frunció al notar que mi hermano había dejado de hablar. Observé la pantalla de mi celular verificando que no había colgado, y efectivamente no lo había hecho.

- ¿Jed? - hablé confundida - ¿Estás ahí?

- Y-yo sí - tartamudeó, lo que hizo la situación aún más extraña - O-oye, hay alguien que quiere hablar contigo.

Luego de eso escuché mi nombre salir de los labios de otra persona. Mi madre, para ser específicos.

Quedé petrificada.

- Perrie - repitió al no obtener respuesta.

- H-hola mamá - hablé nerviosa.

- ¿Dónde estás? - preguntó severamente y estaba segura de que ya sabía.

- Y-yo estoy en... Bora Bora - cerré los ojos con fuerza mientras acariciaba mis cienes.

- ¿Por qué no me avisaste? - su tono de voz iba subiendo, lo que me estaba empezando a alterar. 

- No tuve oportunidad de hablar contigo - respondí con frialdad.

- Al menos hubieras mandado un mensaje de texto ¿sabes? - su voz sonaba realmente molesta.

- ¿Por qué de repente te preocupas por mí? Haz hecho un buen trabajo ignorando mi existencia los últimos años - mi voz flaqueó por un momento, pero eso no me detuvo - Además, estás demasiado ocupada para leer un insignificante mensaje de tu hija ¿no es así?

- No me hables de esa forma, Louise - me advirtió - Soy tu madre y merezco saber lo que estás haciendo.

- ¿Cuál es el punto? ¡Ni siquiera te importa! - exclamé harta de toda la situación - Solo te preocupas por tu trabajo, así que no necesitas fingir un interés por mí.

- Perrie, sé que cometí errores... - no la dejé acabar.

- ¿Errores? - pregunté con ironía - Separaste nuestra familia ¿crees que eso es solo un error?

- Lo sé, lo sé - suspiró frustrada - ¿Pero qué quieres que haga? No puedo volver al pasado y enmendar el daño que provoqué - dijo exasperada.

- Solo te pido que me dejes en paz - murmuré justo antes de cortar la llamada.

Me senté en la orilla de la cama y cubrí mi rostro con ambas manos. Respiré profundamente intentando retener las lágrimas, pero se me hizo imposible. Comencé a sollozar aún poniendo un esfuerzo en no hacer demasiado ruido, no quería ser escuchada por mi mejor amiga que se encontraba en la terraza.

NARRA JADE

Mis codos estaban apoyados en la barandilla de esa terraza flotante y una de mis manos sostenía el celular cerca de mi oreja.

- Si mamá, todo es hermoso - hablé admirando la increíble vista frente a mí.

- Debes mandarme fotografías - dijo mi madre al otro lado de la línea.

- Claro que lo haré - le aseguré con una media sonrisa.

Ya llevábamos aproximadamente media hora hablando y mi estómago no paraba de rugir, por eso decidí que ya era hora de acabar la llamada.

- Debo irme, me están esperando para ir a cenar - dije con una leve sonrisa al recordar a la rubia.

- Está bien, cuídate mucho y saluda a Perrie de mi parte - dijo.

- Bien, adiós mamá - me despedí un tanto impaciente por volver al interior de la cabaña - Te quiero.

Y sin más corté la llamada.

Subí los pequeños escalones y me adentré en el lugar. Quedé desconcertada al ver a mi mejor amiga sentada en una esquina de la cama, cubriendo su rostro. Al acercarme un poco más , logré oir pequeños sollozos ahogados. Mi corazón se partió en dos al verla llorar de esa forma.

- Pez - murmuré llamando su atención. Antes de mirarme se encargó de limpiar bruscamente sus lágrimas - ¿Qué ocurrió? - me puse de cuclillas frente a ella y tomé sus manos entre las mías.

- Tuve una pequeña discusión con mi madre, eso es todo - me mostró una pequeña sonrisa que ni siquiera llegó a sus ojos.

- No creo que haya sido tan pequeña - murmuré acercando una de mis manos a su mejilla para acariciar tiernamente la zona. Ella suspiró temblorosamente mientras una solitaria lágrima escapaba de su ojo - ¿Sabes que puedes confiar en mí, verdad?

- Lo sé - susurró - Pero estoy demasiado hambrienta para hablar de eso ahora.

- Perrie... - le reclamé pues sabía que intentaba evadir el problema con una de sus bromas. Siempre hacía lo mismo.

- Jade, estoy bien, lo prometo - me miró fijamente a los ojos y, a pesar de que estos mostraban una realidad completamente diferente a sus palabras, decidí no presionarla.

- Bien, vamos a comer - dejé una última caricia en su mejilla y me levanté.

La rubia me guiñó un ojo antes de dirigirse al baño para lavar su rostro. Dejó la puerta abierta, por lo que pude presenciar su pequeña rutina de maquillaje.

Perrie se veía hermosa usando lo que fuera, pero debo admitir que me gustaba mucho cuando dejaba su rostro sin una pizca de maquillaje. Adoraba ver las pequeñas pecas que se formaban en su nariz y parte de las mejillas. No entendía cómo ella solía sentirse insegura acerca de eso, es decir, se veía realmente adorable.

Cuando ya estuvo lista me dió una sonrisa que me derritió por completo.

- ¿Lista? - preguntó estirando su brazo hacia mí.

- Lista - respondí tomando su mano y entrelazando nuestros dedos.

La calidez de su piel contra la mía me transportó a otro mundo.

Love me baby, pleaseWhere stories live. Discover now