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[Maratón 1/3]

-Oh, no sabía que eras una religiosa -oí una voz impostada a mi derecha.

-No lo considero ser religiosa -respondí mirándole -es más una amistad para mí, una relación con Dios- expliqué.

La persona ríe levemente.

-No te he visto cuando llegué, ¿vives aquí? -pregunté curiosa.

-Sí eso creo-musito luego de otra risa -¿Acaso tu amigo Dios no me ha presentado a ti? -interrogó irónico desde su balcón.

-Bueno, lo esta haciendo justo ahora.

-Bien... Soy Felix, Felix Brook-sonrió -y al parecer soy tu primo -alzó los hombros.

-Me llamo Lauren y hemos venido a estar aquí por unos meses.

-Sí, mi madre nos contó, ni siquiera sabía que tenía otro tío más -comentó -me he enterado hace poco.

-Bueno, papá siempre me habló de sus hermanos. No entiendo como los tuyos jamás mencionaron nada sobre él mío.

-Bueno, nos dijeron que él se fue de casa cuando era un joven y que desde ahí jamas lo habían vuelto a ver, tal vez creyeron que el viento se lo llevo o algo así -ríe nuevamente e inevitablemente yo reí.

Su cautivane risa es demasiado contagiosa.

-¡Hora de cenar! -exclama mi tía desde abajo.

-Uh, amarás la comida de Anne -menciona dando unos pequeños golpes en la barandilla para despues entrar a su habitación.

Bajé y me dirigí al comedor, el cuál por cierto es enorme y las paredes pintadas de color rojo le dan un toque realmente acogedor.

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Felix tenía razón, la tía Anne cocina delicioso, podría haber comido como ocho platos más pero lastimosamente la cena debía alcanzar para todos. En cuanto a mi celular, mamá y papá no lo vieron al salir del tren. Normalmente me sentiría mal y bastante preocupada, pero a decir verdad no; siento como si aquello tenía que haber ocurrido. Como si hubiera un propósito con la perdida de mi celular, es algo extraño y admito que hasta suena tonto, pero tal vez no lo sea.

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Mis ojos se abrieron lentamente y la dificultad de ver por la luz de sol no se tardo en aparecer. Me sente en la cama y cuando mis ojos se acostumbraron a la luz, me dirigí al baño de lo que será mi habitación el tiempo que estemos aquí.

Después de vestirme con la ropa que elegí, baje a desayunar.

-Buenos días -saludé al bajar el último escalón.

-Buenos días Lauren -saludaron de forma descoordinada.

Me senté en la mesa y me serví jugo de naranja. Comencé a charlar con mis primos, todos son muy amables y divertidos. Pero Félix no esta aquí con todos. Después de un rato mis tíos los llevaron a la escuela, y yo me quede en la cocina.

Mis padres aún no despertaban o tal vez habían salido a recorrer la ciudad sin mi.

-Buen día señorita -enunció una voz masculina.

Félix.

-Hola primo -salude sonriente -¿has visto a mis padres?

No -respondió y note que llevaba una bandeja con un plato y un vaso al lavabo. Pero, ¿por qué no desayuno con nosotros?

Llamados Y Escogidos © [TRILOGÍA]Where stories live. Discover now