36

1.6K 217 120
                                    

Y se postró allí en su habitación, la charla con su mejor amigo había sido el motivo de que la llama se vuelva a encender, el jóven elevó una oración:

-Padre, hasta me siento hipócrita al decirte así, pero ya no quiero seguir viviendo de esta manera. Perdón, perdón por todo lo que he hecho. Me siento tan sucio e indigno -las lágrimas de angustia comenzaron brotar en sus bellos ojos verdes jade -Estoy tan arrepentido y cansado del estado en el que me encuentro. Reconozco que erré al blanco y pequé, te ruego, Dios, por una oportunidad más. Dame otra oportunidad, necesito volver a ti, a la cercanía que teníamos, necesito volver a ser uno contigo. No puedo estar lejos de ti... Dios... Perdón -y no pudo contener el nudo en su garganta por más tiempo y en consecuencia, rompió en un llanto desgarrador, rompiendo todo su orgullo y las estructuras que había construido en su tiempo de decaída.

Más pronto, todo aquel sufrimiento comenzó a ser reemplazado por una sensación única, aquella sensación de que El Padre Celestial ya pagó por tus pecados aún antes de que los cometieras, aquella sensación de que por fin eres libre de tu cautiverio, de todo tu sufrimiento, aquella sensación de que Papá te limpia y te da una oportunidad más.

La presencia de Dios descendió en la habitación del muchacho, haciéndolo estremecer. Sentía como si se aflojaran todos los huesos de su cuerpo, algo tan inefable, no podría ponerlo en palabras.

-Jacob, mi hijo, he esperado el momento en que vuelvas a buscarme. He aquí que vas ir al templo donde mi presencia de manifiesta con mi pueblo, allí te mostraré la obra que haré contigo - Jacob no lo podía creer, ¡Estaba escuchando la voz de Dios!

¿Cómo podía Dios hablarle a él, si hacía horas antes lo culpaba de su desdicha? Más Dios vió la intención de su corazón, y vió su verdadero arrepentimiento, porqué el juzga el corazón, no las acciones.

Sabía que sé refería a la reunión de los domingos, así que estaba dispuesto a volver, sin importar qué.

Sin poder resistir Su magnífica presencia, Jacob se postró, tocando el suelo con su cabeza y adoró a Dios por dos horas y media.

_______

-¡Sí! Tendríamos que hacer una convención de adolescentes en la congregración -comentó Alice emocionada.

Estaban Laurent y Diana conversando con Alice, Emily, Khloe y Hunter sobre proyectos y actividades recreativas que podrían hacer juntos. Lauren, por su parte estaba sentada en las escaleras con Jacob, se encontraba totalmente feliz de que su mejor amigo por fin volviera a Dios, tanto que le dijo que pensaba pasar el resto de las horas a su lado. Al chico de ojos jade no le molestaba en lo absoluto, le hacía tan bien estar cerca de su amiga, además de que ambos se habían extrañado este tiempo.

Luego de unos minutos, las puertas de la congregación de abren:

-¡He llegado! -enunció felizmente Daniel entrando.

-Y yo ya me voy -esbozó Alice rodando los ojos.

-Oh, todo porque yo llegué -la observó entrecerrando los ojos.

Lo único que recibió de la rubia fue una completa ignorada. El muchacho de ojos miel, responde con una fingida acción de ofensa. -Dios dice que hay que perdonar las ofensas de nuestros hermanos, así que hermana yo la perdono -formuló de manera cómica sentándose en la ronda con todos.

-Esos dos van a terminar juntos -aseguró Jacob, observandolos a lo lejos.

-¿Tú dices? -cuestionó Lauren.

Jacob sabe cómo es la relación que ellos dos tienen, siempre hacen ese tipo de bromas el uno con el otro, cualquiera que los ve por primera podría pensar que se odian, pero esos dos tienen una amistad muy fuerte y se tienen un gran aprecio el uno del otro. Y claro, Jacob conoce a Daniel, es su mejor amigo después de todo, sabe que su corazón late locamente por la joven de ojos celestes, y según le dijo una vez: "estaría dispuesto a esperar una eternidad por ella."

Llamados Y Escogidos © [TRILOGÍA]Where stories live. Discover now