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Viernes,
dos meses después.

Los meses en la casa de mi tío fueron increíbles. Cada semana Lise me mostraba un lugar nuevo, del cuál yo me quedaba fascinada una y otra vez. Aún no he recibido respuestas sobre el sueño, ni tampoco he podido conversar con mis padres del tema; supongo que Dios no quiere hacérmelo saber aún y entiendo eso, en el momento correspondiente me dirá.

Aquella cabaña se había convertido en lugar de diario habitar para mi, iba casi todos los días a conversar con Dios ahí, inclusive Félix me acompaño un día y tuvimos una larga plática sobre Dios. Antes de marcharnos, me comentó que quiere comenzar a asistir a una congregación cuanto antes, solo necesita buscar. Me llena de gozo saber que Dios lo está atrayendo a Sus brazos.

Miré por la ventana del tren, y noté que aún era de día.

-¿Que hora es? -pregunté a mis padres .

-Las cinco y treinta minutos, cariño -respondió mi madre observando el reloj negro que portaba en su mano izquierda.

Asentí con la cabeza y le dirigí una sonrisa. Faltaban cuarenta minutos aproximadamente para llegar a mi ciudad, Lille.

Aunque lleguemos hoy mismo, mañana no tendremos célula de todos los sabados, debido a que volveremos muy cansados por el viaje y mis padres se tomarán el día para descansar. Extraño demasiado a los chicos, extraño compartir momentos con ellos en las reuniones o cuando de vez en cuando nos juntábamos en la semana para compartir una palabra o simplemente pasar el rato.

Los minutos pasaron, y cuando me di cuenta el tren comenzó a frenarse. Posteriormente todos los pasajeros de levantaron apresurados de sus asientos y comenzaron a bajarse en cuanto el tren abrió sus puertas. Con mis padres esperamos a que la manada de personas bajarán, para luego poder hacer lo mismo más relajados y sin gente que este empujando.

Hicimos tal como acordamos y una vez fuera de la estación pedimos un taxi a casa.

En cuanto nos encontramos en casa, subí a mi habitación, deje las maletas al costado de mi cama y me dirigí al baño a darme un ducha. Después de eso, desempaqué mis cosas y me quedé dormida en mi cama.

____

Sábado, 9:25pm.
Lille, Francia

-Lau, la cena ya está lista, ¿Vas a bajar?- susurró mi madre, provocando que me despertará.

-Sí- respondí con la voz adormilada.

Bajé a la cocina y el aroma a Quiche inundó mis fosas nasales. Me sorprende que mamá se haya tomado el tiempo de cocinarla.

-Adivina que preparó tu madre- dijo mi papá.

-Quiche- respondí.

-¡Sí!-exclamó.

El Quiche es la comida favorita de mi padre, por eso está tan emocionado.

Sonreí y me senté en mi lugar. Mi madre colocó la tarta de aspecto apetecible en la mesa y papá ayudo sirviendonos el jugo a los tres.

Una vez que todos estábamos sentados, oramos por los alimentos y consecuentemente empezamos a comer.

-El lunes comenzarás la escuela nuevamente... ¿Cómo te sientes?- preguntó mi madre.

-Aterrada- contesté y deja salir un suspiro de mi boca.

Mamá me da una mirada comprensiva y toma mi mano.

-Hija, no importa que suceda de ahora en más, lo importante es que Dios siempre está a tu lado.

-Sí, y no te sientas mal por lo de Danielle. Era algo que tenía que suceder, ahora hay cosas nuevas esperándote-animó mi padre.

-Y tú tranquila que Dios a su tiempo se encargará de obrar en ella.

Sonreí.

-Gracias enserio, los quiero- esbocé.

-Nosotros a ti, hija.

Estoy tan agradecida con Dios por los padres que tengo.

_____

Domingo, 11:30am.
Lille, Francia.

Hoy la reunión de todos los domingos la tuvimos por la mañana, según informó la pastora ese será el horario de ahora en más, debido a que todos los hermanos de la congregación trabajan al día siguiente y el culto siempre suele extenderse hasta muy tarde. Ir a la congregación después de dos meses me ha hecho realmente bien. Dios siempre está con nosotros, pero también es importante compartir con nuestros hermanos en la fe, es algo de verdad muy hermoso. Necesitamos del cuerpo porque nuestro espíritu se fortalece.

Estuve sentada con los chicos, todos dijeron que me habían extrañado todo este tiempo y la realidad es que yo a ellos también. Lo que fue raro es que Jacob no asistió, los chicos supusieron que de seguro se había quedado en su casa estudiando para algún examen o haciendo los deberes, o simplemente se había quedado dormido. Aquello logró tranquilizarme y pude disfrutar de la edificante prédica.

Me situaba en el sofá mirando televisión con mi padre, mientras mamá se encargaba de hacer el almuerzo. De la nada un sentimiento inundó por completo mi cuerpo. Se sentía tan extrañó, pero ya conocía ese sentir.

Era el mismo que tuve aquella vez...


Llamados Y Escogidos © [TRILOGÍA]Where stories live. Discover now