Capítulo 11

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Jared Brackley

Cuando Camile se bajó del auto, la vi entrar al edificio y luego me marché. Sentía la vena de mi cuello marcada por el enojo que estaba sintiendo, así que rápidamente me dirigí a la casa de mis padres y no a mi departamento. Aparqué el auto y rápidamente me bajé, saludé a las amas de llave y me dirigí hacia la terraza en donde suponía que Tara estaría con mi madre. En cuanto salí a la terraza, ambas se quedaron fijamente mirándome. Sin importarme lo que pudiesen decir de mí en ese minuto, me acerqué a mi hermana y la encaré.

—¿Qué demonios sucede contigo? —solté.

Mi madre alzó sus cejas con sorpresa, al parecer no tenía idea de lo que había sucedido en la cafetería.

—¿Por qué estás hablándole así a tu hermana, Jared? —se entrometió ella con molestia, me observó enfadada, pero no me importó en absoluto. Éramos adultos.

La ignoré por completo y esperé a que Tara comenzara a hablar.

—¿Cómo que "qué demonios"? —me enfrentó —Sabes lo que estabas haciendo ahí, no puedes fingir ahora, Jared.

—¿Qué estaba haciendo ahí?

—¿De qué están hablando? —preguntó mamá con confusión.

—Jared estaba en una cafetería teniendo una cita con Camile Rooney, eso es lo que sucede, mamá —expresó Tara con enfado.

—¿Una cita? —reí con exageración —Te has vuelto completamente loca.

—¿Camile Rooney? ¿La chica que vino la otra noche con Gareth y su hijo?

—¡Ella misma! —continuó Tara.

—Mira Tara —la señalé —, no te metas en los asuntos que no te importan. No puedes llegar allí y exigirme hablar contigo porque no tienes ni un puto derecho sobre lo que haga o deje de hacer.

—¡Jared! —exclamó mi madre.

—Y te pediría a ti también que tampoco te entrometas —miré a mamá, ella me observó ofuscada —. Estoy hablando con Tara de una buena manera, incluso con más amabilidad de cómo ella me habló en la cafetería.

—Estás en una relación pública con Emma —me restregó Tara justo en mi cara —. No puedes simplemente estar teniendo prácticamente una cita con una chica, Jared, menos con Camile.

—Camile es una amiga y ni tu ni nadie me dirá quién es apto o no para entrar en mi vida ¿está bien?

—¡Vi como estabas mirándola, Jared! —alzó su voz.

—Con los ojos —alcé las cejas y ella resopló con aun más molestia —. Las personas normales solemos mirar a los ojos a los demás.

—¡Sabes de qué estoy hablando idiota!

—Deja de ser un grano en el culo, Tara —reclamé —. No te metas en mi vida porque yo no me meto en la tuya.

—Emma es mi amiga también, no es sólo por el hecho de que sea tu novia.

—La relación que tengo con Emma la manejo yo, no vas a estar ahí como un puto mosquito todo el tiempo.

—¡¿Pueden parar?! —mi madre alzó la voz y nos dejó a ambos callados como cuando teníamos siete años. —¿Qué les sucede? Son hermanos, no pueden estar gritándose así ni menos tratándose mal. Si tienen diferentes pensamientos pueden resolverlos de buena manera ¿no? No los he criado para que estén a mitad de la conversación tratándose como unos cretinos —zanjó con molestia.

Tara la observó y luego fijó su mirada en la mía.

—No me hagas contárselo a Emma —amenazó.

El destino que no soñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora