Capítulo 15

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Creo haberme quedado pegada al banco por unos segundos, pues Harriet entró al camarín con el ceño fruncido para decirme que me apresurara, que la cafetería comenzaba a llenarse de personas en busca de pasteles y una buena conversación. Respiré profundo, me puse de pie y con toda la personalidad que me caracterizaba salí de la cueva para atender a las personas.

No miré en otra dirección que no fuese la mesa a la que me tocaba atender, por ende, no había visto a Jared por ningún lugar.

—Camile —oí la voz de mi amiga cuando me acerqué al mostrador para pedirle un pastel de frambuesa. Alcé mi vista y choqué con la de ella. Harriet me hizo un gesto indicando una mesa, volteé lentamente divisando a Jared quien sin tapujo nos observaba a ambas.

—Estoy ocupada —contesté, ella negó con su cabeza observando a su alrededor.

—Creo que estaría bien que aclararan la situación —opinó.

—Estás entrometiéndote —fruncí el ceño.

—Si tuviera aquí al chico del que estoy enamorada iría corriendo hacia él —soltó sin más, me quedé helada, pestañeé un par de veces ¿Harriet estaba confesándome que estaba enamorada de un chico o me estaba reprochando que yo estaba enamorada de Jared y no corría hacia sus brazos?

—¿Qué? —fue lo único que atiné a decir.

—Tienes diez minutos desde ahora —tomó el pastel de frambuesa relevándome de mi cargo y casi me empujó con la mirada para que me acercara a Jared.

Lo observé por encima de las pocas personas que quedaban y caminé hacia él con las rodillas temblorosas, tragué saliva con nervios en mi cuerpo y cuando estuve frente a él me detuve.

—¿Qué haces aquí? —pregunté como si no hubiese visto el mensaje que me había enviado.

—No quiero dejar de ser tu amigo —habló mirándome directamente a los ojos.

—Creo que nunca pudimos ser la clase de amigos que esperábamos.

Él observó a su alrededor, miró su café y luego subió su mirada a la mía. Mi rostro estaba inexpresivo, no quería que todo el mundo se diera cuenta que entre Jared y yo había algo más que sólo un cliente y una mesera.

—Tienes razón —confirmó —, pero sólo te pido que no renuncies a tus sueños.

—No puedo seguir trabajando ahí, no puedo... —bajé la mirada a la mesa y él se acomodó en la silla.

—Podemos actuar como si nada hubiese ocurrido si eso es lo que quieres.

—¿Cómo podrás fingir por tanto tiempo?

—¿Estás enamorada de Stefan? —me preguntó en un tono directo, lo observé en silencio por algunos segundos y luego me atreví a responder.

—Si.

—Yo también lo estoy de Emma, podemos fingir ¿no?

No pude responderle, sólo asentí lentamente y me alejé de su mesa para meterme a la cocina. Respiré profundo apoyándome en el mesón sin que nadie pudiese verme e intenté aclarar todos mis pensamientos.

Quería seguir trabajando en la empresa Brackley porque me gustaba investigar, buscar oportunidades y las personas, exceptuando a Emma, me agradaban. El horario era sumamente flexible y podía acomodar todo con C&B y la universidad. Me pagaban relativamente bien y podía juntar dinero para seguir conociendo otros países o ciudades, pero no podía fingir por tanto tiempo, ya lo había dicho antes, yo no era una buena mentirosa y cuando la consciencia estaba comiéndome solía gritar todo lo que estaba sintiendo y eso no era una buena opción, para nada.

El destino que no soñéWhere stories live. Discover now