Prepare sus pañuelos y su playlist, ya que nos encontramos en el último capítulo de "El destino que no soñé"
***
Ya estando en Portland, en casa y en mi habitación, todo se sentía sumamente tranquilo, pero extraño. Me había acostumbrado a Londres, al departamento pequeño y a mirar por la pequeña ventana de la habitación la calle llena de faroles. Me había acostumbrado a saludar a Clint McGregor todas las mañanas y, por las tardes, escuchar sus historias acerca de su nieta y sus preguntas cariñosas cuando llegaba de un día de trabajo o también cuando iba cabizbaja intentando arreglar todos los problemas que me aquejaban.
Anhelaba la tranquilidad de Portland, pero hubiese preferido enfrentar la realidad cruda de Londres junto a Jared y a Alex.
Leah entró a mi habitación antes de que me acostara, se acercó lentamente hacia mí y se sentó a mi lado sin decir ninguna palabra, muy raramente mi hermana actuaba de esa manera, así que sólo la quedé mirando en silencio para que se atreviera a decirme lo que estaba pensando, hasta que finalmente lo hizo:
—Gracias por escoger venir a Portland, Camile —oí su frágil voz, ni siquiera me miró, sólo se encontraba mirando la alfombra bajo sus pies —. Por un momento pensé que no te tendría más en mi vida.
—Leah... —aflojé la mirada, le cogí la mano y fue en ese momento que me observó a los ojos, cafés idénticos a los de mi padre y los tenía llenos de lágrimas.
—Pensé que ya nadie iba a cepillarme el cabello ni hacerme un sinfín de peinados que finalmente no uso ni para ir a comprar pan —soltó y yo no pude evitar reír, pero ella se encontraba hablándome seria, pero no podía dejar que estuviese así de triste si yo ya me encontraba ahí.
—Deja de pensar esas cosas —la miré a los ojos —, estoy aquí y no pienso irme a ningún lugar ¿está bien?
Ella asintió rápidamente y me abrazó con fuerza.
—De seguro estás aquí porque quieres dormir conmigo... —rodé los ojos fingiendo molestia.
—¿Cuándo he querido oler tus pies? —arrugó el entrecejo con exageración.
—Sólo por esta noche.
Ella dio un brinco y saliendo de la habitación gritó:
—¡Voy por mis almohadas!
No me di cuenta de la rapidez de los días hasta que estuve acostada en mi cama revisando cuántas llamadas había tenido con Jared. Ya habían pasado alrededor de dos semanas desde que había llegado de Londres y no me había costado tanto como pensé volver a adaptarme a vivir con mis padres ni tampoco regresar a mi antigua universidad. Ver a Isabella y Alina me ayudó muchísimo, no podía negarlo, pues desayunar con ellas y volver a hacer trabajos en conjunto revivió aquella época en donde reíamos a carcajadas en pijamadas de estudio o en heladerías de la ciudad.
En un principio hablaba todos los días con Jared cuando llegaba de la universidad a eso de las cinco de la tarde y él me esperaba despierto pese a que allá eran cerca de las una de la madrugada. Sin embargo, lo que más hacíamos era mensajearnos. A veces hablábamos por horas de nuestros sueños, planes y los países que queríamos conocer. Me contaba acerca del juicio y de los procedimientos que se estaban realizando cada día, pero me aseguraba que era un proceso muy lento. Me costaba mucho colgarle a Jared y casi siempre que hablábamos por video llamada, él se quedaba dormido hablando conmigo y yo era la que debía cortar la llamada. Lo extrañaba muchísimo.
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El destino que no soñé
RomanceFinalista de The Wattys 2021. Camile está segura de que no puede ser más feliz de lo que es ahora. Camile tiene un novio que la ama, una familia que la apoya en sus decisiones y muchísimos sueños por cumplir. ¿Qué sucede cuando su novio llega con d...