Capítulo 29

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Luego de unos minutos llegó Nate junto a Samantha, sí, mi Samantha. Ella no pareció sorprendida de verme, incluso me abrazó y besó mi mejilla como siempre, luego me movió del brazo hasta que quedamos completamente a solas.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté sólo para que ella me oyera.

—Te dejé cientos de mensajes, pero tú no lees nada —gritó en un susurro molesto.

—Explícame rápido.

—Alex.

—¿Qué tiene que ver Alex?

—No sabíamos si ibas a venir hoy y debíamos mantener vigilada a tu sabes quién.

—¿Y escogiste a Nate?

—Sólo bastaron un par de conversaciones para que cediera ¿de acuerdo? —resopló.

—Al menos es atractivo —comenté y ella rio.

—Si —se encogió de hombros.

Ambas cortamos la conversación cuando Emma nos invitó a la mesa. Tara estaba mirándome más de la cuenta, pero intenté ignorarla lo que más pude, pues sabía que Tara sospechaba que yo sabía toda la verdad acerca de ella, pero no iba a ir a sacárselo en la cara justo ahora y ella sabía eso, pero seguía observándome amenazante.

Me senté a la derecha de Stefan y a la izquierda de Samantha. Jared se encontraba frente a mí junto a Emma. Él me observaba como si quisiera decirme algo, pero claramente no podíamos decir nada allí. Había dos meseros que nos sirvieron una entrada que parecía ser ceviche, comí un poco porque no tenía demasiada hambre.

Emma se veía feliz, radiante y animada. Conversaba con Stefan acerca de la universidad y de los nuevos proyectos que tenía con una marca de modas "súper genial". Tara también se veía feliz, hablaba con Nate y Samantha. Me sentía un poco sola en medio de todos, pero me percaté de que Jared tampoco estaba hablando demasiado.

—Así que Nate y Samantha —comentó Emma mirándolos a ambos intercaladamente.

—Sólo somos amigos —aclaró Nate con tranquilidad.

—Me encanta tu vestido, Samantha —continuó Emma con una sonrisa amigable.

Por supuesto que le encantaba, si Samantha siempre parecía una muñequita de porcelana, ordenada y sonriente. Además, era bellísima y encajaba perfectamente con la alta alcurnia, sin embargo, muy en el fondo ambas sabíamos que ninguna de las dos quería estar ahí.

—Gracias —contestó mi amiga con cierto recelo en la mirada.

Emma no le agradaba a Sam y se le notaba hasta en las pestañas.

El plato de fondo no tardó en llegar cuando todos terminamos nuestra entrada. Mientras servían la carne con papas que parecía haber salido del restaurant más caro del país, noté que Jared estaba hablando en plan susurros con Emma. Él completamente serio y ella, por un momento bajó la guardia y se molestó, pero luego regresó a su sonrisa.

Los meseros llenaron nuestras copas con vino y, antes de que pudiéramos comenzar a comer, Emma habló:

—Antes de que comencemos con el plato de fondo me gustaría brindar —dijo con cierta emoción en sus ojos. Todos la observamos en silencio —Quiero brindar por Jared y por mí —comentó alegría —Hace un año, en Florida, Jared me pidió comprometerme con él. Y por supuesto que acepté. Habíamos pospuesto todo esto por diferentes proyectos, pero ahora quiero contarles que ¡Nos vamos a casar! —chilló y yo sentí una profunda punzada en el pecho —De verdad gracias por...

El destino que no soñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora