~The Perfect Moment~ Minsung

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-¡Es genial hacer esto como cuando éramos pequeños!- exclama Jeongin, entrando a la guarida con estrépito y alarmando a todos los que se encontraban dentro.- Lo más genial es que ya no tenemos que pedir permiso ni rogarle a ninguna madre enfadada para hacerlo.

-No, para ese papel tenemos a Chan, que nos dice cuanto debemos comer y a que volumen hablar.- ríe Changbin, ganándose una mirada desaprovatoria por parte de su mayor.- Y se entra más despacio, no te hemos criado para que seas así de maleducado.

-Vamos, no molestes a Innie.- pide Jisung sonriendo al ver que el menor hace un puchero por el comentario del chico tatuado.- Deberíamos mantener la paz. Vamos a dormir todos aquí, así que no quiero peleas.

Es una noche de viernes de otoño. Los nueve amigos han decidido dormir en la guarida, como hacían cuando eran pequeños. Se cubren con mantas y sudaderas para protegerse del frío en el lugar sin calefacción, que es mucho más frío de lo que recordaban.

Jisung se encuenta entre las piernas de Minho, apoyado en el torso de ese. Ambos se encuentran tapados por la misma manta, sentados en el suelo, cediendo el sofá para que Chan y Hanse puedan estar más cómodos. Irradian esa aura de ternura de enamorados que asquea y encanta a todos por igual.

El resto se encuentran en sus lugares habituales, también protegidos con mantas. Una pizza descansa sobre la mesa coja, aún sin empezar ya que Chan los ha regañado por no querer esperar a su menor. Se han entretenido para no devorar el delicioso manjar riendo y rememorando antiguas noches en la guarida.

La noche promete ser larga, ninguno tiene ganas de dormir, tan emocionados como están con la reunión nocturna.

-Es hora de la ronda de pensamientos y confesiones.- anuncia Chan cuando Jeongin ya se ha instalado al lado de Hyunjin, quien sonríe al menor de manera brillante.- ¿Orden de edad ascendente o descendente?

-Descendente.- dicen todos, excepto Hanse, que no quiere ser el primero.

La ronda de pensamientos y confesiones es un momento de la noche, cerca de la una de la madrugada, en la que los chicos les comentan a los demás todas las cosas que pueden haberse estado guardando desde la última vez que hicieron una ronda.

Hace tantos años que no hacen una que puede que pasen toda la noche así.

Porque el peso de un ronda es decir siempre todo, no guardarse nada. No hay secretos entre ellos, y la ronda ayuda a mantener esa norma.

-Entonces tengo que empezar yo.- murmura el del piercing en la nariz, algo contrariado. Toma una profunda respiración, intentando encontrar las palabras para decir todo lo que se ha guardado.- Ayer Sana y yo discutimos. Ella dijo que está harta de ayudarme en mis mentiras, así que creo que lo que la farsa teníamos se ha acabado. En parte me alivia.

-¿Ayudarte en tus mentiras? ¿La farsa?- pregunta Jisung, descolocado y poniendo en palabras las dudas de todos. Los chicos se miran entre ellos, algo desconcertados con la actitud del mayor de todos.- No entiendo, hyung.

-Sana noona y yo nunca salimos de verdad. Ella accedió a finjir ser mi novia para que mi padre me dejase en paz.- explica, soltando las palabras de golpe, como si le pesasen en la lengua. El silencio se hace presente mientras los chicos procesan lo que cuenta el mayor.- Creo que yo lo llevé muy lejos para no enfrentarme a la realidad que se me presentó cuando nos reencontramos y eso la ha enfadado. En parte la entiendo, nunca pensé en las consecuencias de lo que hacía.

-Cada vez tengo más preguntas en vez de más respuestas.- suspira Hyunjin.- ¿La realidad que se te presentó al reencontrarnos?

-Realmente estoy seguro de que soy gay.- anuncia, dejando a los chicos con al boca abierta y sin habla. Durante muchos años todos esperaron esa confesión, pero oírla ahora parece casi irreal.- Nunca había tenido el valor para admitirlo por miedo a mi padre, pero lo sé desde hace mucho. Creo que la bronca de noona me ha dado el valor para decirlo. Supongo que si seguía con eso no solo la iba a perder a ella.