Especial Changlix

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Flashback

En el pequeño apartamento en el que vive Félix, desde hace unos meses acompañado de sus preocupados padres, solo se escucha el ruido de platos al ser colocados en su lugar en los armarios de la cocina.

Changbin acaba de limpiar los restos de la cena con lentitud, dejándose llevar unos instantes por el cansancio. Los padres del menor se han ido a Busan a resolver unos asuntos del centro en el que van a internar a su hijo en unas semanas, por lo que le toca a él cuidar de Félix esta noche.

Ha conseguido que el pecoso ingiera su cena en un tiempo récord de tres cuartos de hora. Se ha asegurado de que comiese una cantidad decente sin ser exagerada, lo suficiente como para alimentarse bien.

Durante los últimos días la enfermedad de Félix está en un punto muerto. Es como si el chico no fuese a peor, pero tampoco tuviese las fuerzas suficientes como para seguir avanzando. Se lo ve más apagado que cuando empezaron todo el proceso pero sin ganas de dejar de luchar todavía.

Uno de los requisitos que necesitaba cumplir para que lo admitiesen en el centro en el que lo ayudarán a curase es que engordase unos cuatro quilos antes del ingreso. Para la dirección del lugar es algo parecido a una garantía de que no van a malgastar recursos en alguien que no quiere recuperarse. Dejaron claro que ponían cuatro quilos como meta, pero que estaba bien si era menos, siempre que engordase algo.

Félix ha engordado dos, le quedan otros dos y algunas semanas para conseguirlo. Pero Changbin sabe que el proceso lo está destrozando, que esos dos quilos son demasiado pesados para el pequeño cuerpo del menor, no solo de manera física.

Aún así, se sorprende cada día más al ver la determinación con la que el chico australiano parece afrontar sus miedos. Intenta comer siempre que sus padres o él se lo piden y no vomitarlo después, aunque a veces su cuerpo juegue en su contra con la segunda parte. Intenta no buscar excusas para moverse y quemar las calorías consumidas. Está demostrando que de verdad quiere luchar por salir de esto.

Suspira al colocar el último plato, preparado ya para ir a hacerle compañía al pelinaranja hasta que se quede dormido.

-¿Qué tal vas?- pregunta al entrar en el cuarto del menor. Este se encuentra tumbado boca abajo en la cama, con el rostro escondido en la almohada. Se le hace adorable la manera en la que el menor cree que así puede esconderse del mundo.- ¿Te está dando guerra la cena?

-La carne siempre me sienta peor que lo demás.- suspira el otro chico sin separar el rostro de su escondite. Su voz suena amortiguada por el objeto en su rostro.- Mi estómago está dándo demasiadas vueltas. No quiero vomitar, Bin, pero esto es muy jodido.

-Verás como en un rato se asienta. Es solo que le cuesta más digerir alimentos pesados.- explica el mayor de los dos mientras se sienta a su lado en la cama.- Lo estás haciendo muy bien, solo un poco más.

-Siento que tengas que cuidar de mí.- murmura, saliendo a mirar al chico tatuado por fin.- Debe de ser horrible tener que cuidar de un adulto que no quiere comer. No sé ni como lo aguantas.

-Sabes perfectamente que hago esto porque quiero. Porque quiero verte bien otra vez.- responde Changbin acariciando ligaramente una de las mejillas del chico con cariño y ternura. Su rostro ya ha empezado a recuperar redondez, y eso lo alegra en demasía.- Hago esto porque te quiero y podría soportar perderte como a mi hermana.

-No voy a acabar como Chungha noona, te lo prometo.- afirma con convicción Félix, que se incorpora para poder mirar mejor a Changbin. Tiene que pararse unos instantes a respirar porque el movimiento brusco le ha provocado una náusea bastante fuerte.- Voy a hacer esto por ti, por mis padres, por los chicos. Voy a salir de esta lo antes posible.

~The Perfect Moment~ MinsungWhere stories live. Discover now