C.OO1

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CAPÍTULO UNO

¡Regreso! ¡La Aldea Oculta entre las Hojas!

Mei caminaba detrás de un shinobi de Konoha, quien la guiaba a través de los pasillos de la Torre Hokage

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Mei caminaba detrás de un shinobi de Konoha, quien la guiaba a través de los pasillos de la Torre Hokage. Había llegado a la Aldea hace unos quince minutos, y solo bastó decir su nombre para conseguir una reunión con el Hokage. El hombre estaba al tanto de su llegada, aunque no estaba segura de cuánta información estaba a su disposición.

Al llegar frente a la puerta de la oficina, el ninja golpeó esta tres veces y la abrió luego de escuchar el «pase» dicho desde el interior. Ambos entraron a la habitación.

—Hokage-sama —dijo el shinobi a la par que hacía una reverencia—. He traído a la nueva genin.

—Gracias, Kotetsu. Puedes retirarte.

Tras las palabras del Hokage, el joven reverenció una última vez y salió de la habitación, dejándolos solos. Hiruzen posó su mirada en Mei, analizándola. La chica ya estaba acostumbrada a ese tipo de interacciones, por lo que no le sorprendió la actitud del hombre. Aunque sí la descolocó un poco la pequeña sonrisa que surcó los labios del anciano tan solo unos segundos después. Pudo distinguir una mueca de melancolía en su rostro y la hizo preguntarse qué es lo que podría afligir al hombre.

—Nunca se me habría ocurrido que estabas viva, luego de lo ocurrido aquel día. —Fue todo lo que dijo el hombre ante el silencio persistente.

—¿A qué se refiere?

Mei fue prudente; no le gustaba que supieran más de la información que ella misma proporcionaba.

—Todos creímos que Uchiha Mei había muerto el día de la Masacre del Clan Uchiha, junto a todos los demás —comentó el anciano, levantándose de su silla y rodeando el escritorio para acercarse a ella—. Pero aquí estás.

—La gente cree saberlo todo e ignoran aquello que pone en dudas su saber. Ustedes nunca encontraron mi cuerpo, pero decidieron darme por muerta ya que era más fácil que buscar a una niña. Sobre todo si esta pertenecía a un Clan tan poderoso.

Mei dijo todo aquello sin depegar la vista de los ojos del Hokage, quien se mantenía a un lado de su escritorio. El anciano sonrió. En parte, sorprendido por la actitud de la menor y en parte porque sabía que ella tenía razón. No lo discutió. Solo asumió la verdad en un reconocimiento silencioso.

—Debo admitir que cuando la Mizukage se puso en contacto conmigo para que recibiera a una de sus genin, me sorprendió escuchar tu nombre. Jamás se me habría ocurrido buscarte en la Aldea de la Niebla, si soy sincero. Pero es cierto, escogimos el camino sencillo. Y por ello, te pido una sincera disculpa.

La Uchiha asintió, restándole importancia al asunto. En realidad, a ella no le interesaba lo que aquel viejo pudiera decirle, después de todo no esperaba nada de él ni de Konoha. ¿Por qué confiar en una Aldea que la había abandonado? Mei no le encontraba lógica a aquello. Ella estaba allí únicamente por Sasuke, nadie ni nada más. No le interesaban unas disculpas diplomáticas o una lástima fingida.

𝗙𝗘𝗘𝗟 𝗧𝗛𝗘 𝗣𝗔𝗜𝗡 | GaaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora