C.OO5

7.1K 741 224
                                    

CAPÍTULO CINCO

El Demonio de la Niebla Sangrienta.

Mei se apresuró a llegar junto al sujeto que le había tocado

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Mei se apresuró a llegar junto al sujeto que le había tocado. De todos, era el que más cerca a su improvisado campamento se encontraba.

Su presa se encontraba escondido entre unos árboles, observando algo nervioso el lugar donde antes se encontraba su grupo. Mei fue silenciosa, algo que había aprendido en sus años como ninja de la niebla fue ser invisible. Los asesinatos silenciosos eran su especialidad. Se colocó detrás del ninja, cruzando ambos brazos mientras mantenía un rostro sereno. No se había dado cuenta de su presencia.

—¿Sabes? Detesto a los espías —pronunció en tono calmo.

El ninja se tensó al escucharla, girándose lentamente con su vista baja. Primero se encontró con su cuello y luego observó su rostro. Se relamió los labios antes de sonreír, como si el haberla visto quitara cualquier rastro de miedo de su interior.

Oh, pobre idiota —pensó Mei. No sabía lo que le esperaba con ella.

—¿Acabas de relajarte? —preguntó observándolo indiferente—. Grave error. Subestimar a tu enemigo es el primer paso hacia el fracaso.

El sujeto no llevaba banda ninja, por lo que no podía saber de que Aldea procedía. Vestía ropas oscuras, como si pensara en camuflarse. A parte de eso, su pelo era azul oscuro y sus ojos marrones. Nada fuera de lo normal.

Parpadeó dos veces antes de volver a sonreír.

—¿Y cuántos años se supone que tienes? —se irguió con una mirada arrogante—. ¿Siete?

Mei soltó una carcajada, que resonó en la espesura del bosque, haciendo un eco que produjo un efecto de reverberación. Su risa había sido falsa, lo sabía bien, pero una sonrisa sarcástica se plantó en sus labios al ver al hombre frente a ella. Supuso que debía tener unos veinte años, poco más, poco menos.

Sacó un kunai de su porta armas y lo observó, entonces aprovechando la poca distancia hizo un corte en su brazo en un movimiento rapidísimo. El hombre se alejó de un salto, cubriendo su herida con la mano contraria y viéndola sorprendido. Y cómo no, ni siquiera la había visto moverse. Un hilillo de sangre cubrió la hoja de su kunai, y ella lo observó con un brillo de diversión en sus ojos.

—Tengo doce, por si te interesa saberlo. Y estoy segura que en mi corta vida, he matado más personas de las que tú puedes imaginar. —Pasó su dedo por la hoja del kunai, manchándolo de sangre y luego lo lamió.

El chico peliazul se había quedado temporalmente paralizado por la sorpresa y, se atrevía a pensar, algo de miedo. No era nuevo para ella provocar esa reacción en sus oponentes, normalmente la conseguía sólo diciendo su nombre.

Cuando has asesinado a tanta gente, comienzas a encontrarle el gusto. Mei comenzaba a ver sus asesinatos como un rato de juegos, y disfrutaba aterrando a sus objetivos antes de matarlos. Al menos, cuando estaba de humor. Otras veces solo era rápida y concisa. Dependía de la misión.

𝗙𝗘𝗘𝗟 𝗧𝗛𝗘 𝗣𝗔𝗜𝗡 | GaaraWhere stories live. Discover now