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EPISODIO CINCO

¡Sin piedad! La misión finaliza.

El viaje a través del desierto había resultado sencillo

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El viaje a través del desierto había resultado sencillo. Gracias a los conocimientos geográficos de los tres hermanos aquello era como un juego de niños. Habían logrado evitar la ruta principal y con ello un gran grupo de ninjas, todo gracias a aquel desvío del cual habían hablado durante la planificación.

Se habían cruzado con un par de bandidos, pero no habían sido rivales para Kankuro y Temari, quienes guiaban al grupo. Shikamaru se mantenía alerta, listo en caso de tener que actuar, pero la situación estaba bien controlada. De todas formas no se permitió relajarse, era lo peor que podría hacer en una misión. Gaara caminaba tranquilo a un lado de Masaru, quien iba atento al perímetro utilizando su Byakugan. Ambos eran chicos de pocas palabras, por lo que sus intercambios eran vagos e inconsistentes, más bien disfrutaban el viajar en silencio. Finalmente, Mei viajaba junto al príncipe, que a pesar de su rechazo inicial, ahora no paraba de hablarle cual loro. Parecía ser el tipo de persona que entraba en confianza rápidamente y podía contarte toda su vida en cinco minutos. Mei sentía que en cualquier momento su cabeza explotaría, llegando al punto de que le costaba procesar todo lo que el rubio frente a ella decía sin parar.

La noche ya había caído cuando llegaron al límite del País del Viento. Decidieron detenerse y descansar entre los árboles. Mei dejó al noble solo para que pudiera dormir, mientras ella se encargaba de la primera guardia. Se subió a uno de los árboles, desde el cual tenía visión de todos y observó como se acomodaban para dormir. El único que no estaba allí era Gaara, aunque tampoco le sorprendió. Kankuro, Temari, Masaru y Shikamaru no tardaron demasiado en caer dormidos después de comer un poco. Llevaban unas quince horas despiertos y en movimiento, lo cual cansaría a cualquiera.

Recostó su cabeza contra el tronco y cerró sus ojos, aún así fue capaz de sentir la presencia de Gaara llegando a su lado y acomodándose junto a ella. No abrió los ojos, quería sentir el silencio y la oscuridad rodeándola.

—Te miras muy tranquila ahora mismo. —Escuchó el suave murmullo del pelirrojo. Había sido tan tranquilo, que se sintió como si fuera el viento silbando en su oído, no rompió la atmósfera ni la perturbó.

—Tal vez porque lo estoy —contestó con el mismo volumen de voz—. De alguna forma lo estoy.

—Eso es bueno.

Mei abrió sus ojos, encontrándose con Gaara con la mirada perdida en el cielo. Esa noche podían verse las estrellas, sin embargo, su cantidad era notablemente menor a la habitual. Era más un manto azul oscuro rodeándolos completamente, con algunos puntos plateados por aquí y por allá. Astros como lunares que salpicaban la piel del universo.

Contempló el perfil del pelirrojo. Últimamente el rostro de Gaara le resultaba más atrayente, tal vez debido a la tranquilidad que parecía haber encontrado. Parecía estar en paz, lo cual resultaba en un sentimiento de dicha que se abría paso por el pecho de la Uchiha. Por alguna razón, le gustaba verlo así.

𝗙𝗘𝗘𝗟 𝗧𝗛𝗘 𝗣𝗔𝗜𝗡 | GaaraOnde histórias criam vida. Descubra agora