𝗣𝗔𝗜𝗡 ━━ ❝Porque prefiero sentir dolor a no sentir nada.❞
Mei creía estar condenada por las circunstancias de su vida, hasta que alguien le gritó en el rostro que podía ser diferente. Había renunciado a cosas que creía banales, como los sentimien...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Leí el informe de la Aldea de Artesanos del otro día. Aunque no llegó a un 100 perfecto, les doy una nota aprobatoria.
En esos momentos, tanto Mei como Shikamaru se encontraban en la oficina de la Hokage, recibiendo la devolución de la última misión.
—¡No! Todavía me falta mucha experiencia —protestó Shikamaru.
—Eso resulta obvio.
—¡Por supuesto! —gritó Tsunade—. Te encargaré varias misiones para que adquieras mucha experiencia, ¡así que asegúrate de dedicarte!
—¿Qué? ¿Esto quiere decir que voy a estar saturado de trabajo?
De pronto no le parecía malo no tener experiencia. Tsunade solo sonrió, como si fuera obvio.
—Ya pueden irse. —Hizo un ademán hacia la puerta—. Ah, Mei. Baja a ver cómo le está yendo a Sakura, por favor.
—Sí, sensei.
La chica cerró la puerta a sus espaldas y se despidió de Shikamaru, cada quien tomando su propio rumbo. Mei bajó un par de escaleras hasta llegar al sótano, a esa gran habitación donde generalmente entrenaban ninjutsu médico. Sakura estaba desde la mañana con la prueba del pescado, pero por más que intentaba, nada pasaba.
—Sakura —dijo, separando su nombre en sílabas mientras la veía—. ¿Cómo vas?
—Mal. —Hizo un puchero—. No puedo conseguirlo.
—Tranquila. Es complicado. Pero tú has estado practicando el manejo de la palma mística un buen tiempo, así que no te agobies. Solo te falta concentración. —Se acercó a ella y tomó sus manos, colocándolas sobre el pescado—. Solo concéntrate en reparar lo que debe ser reparado, sanar lo que debe ser sanado, nada más. Puedes hacerlo. —Le sonrió.
Sakura la observó por unos segundos y sonrió. Últimamente su relación estaba mejorando.
—Sí. Gracias, Mei-san.
—De nada. Ahora, hazlo.
—Sí.
Sakura cambió su sonrisa por un rostro de concentración, y Mei no despegó su mirada del trabajo de la pelirrosa. Después de unos minutos, el brillo volvió a los ojos del pez y este comenzó a moverse, cayéndose por un costado de la mesa hacia el agua.
Sakura sonrió y pegó un saltito.
—¡Sí! ¡Lo hice, Mei-san!
—Lo hiciste muy bien, Sakura. ¿Sucede algo, Ino? —preguntó, mientras se giraba hacia ella.
Ambas chicas pegaron un respingo por el susto. Sakura porque no sabía que Ino estaba allí e Ino porque no sabía que se había percatado de su presencia.