C.O32

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CAPÍTULO TREINTA Y DOS

¡Gaara contra Kimimaro! El suspiro de un lo siento.

¡Gaara contra Kimimaro! El suspiro de un lo siento

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—Sabaku no Gaara. —Rock Lee estaba igual de sorprendido que Mei.

—Gaara —dijo Kimimaro, mostrando sus huesos—. ¿Así te llamas? ¡Metralla de falanges!

Kimimaro estiró sus brazos hacia adelante, disparando las falanges de cada dedo de sus manos. Gaara no siquiera se inmutó, su arena las detuvo al obstante y los huesos cayeron frente a él, sin fuerza.

—Qué impulsivo. —Ahora miró a Lee—. Estás diferente. Cuando luchaste contra mí, tenías más velocidad y precisión.

—Es fácil decirlo. —El pelinegro se levantó con algo de esfuerzo—. No es que te guarde rencor, pero, por tu culpa, tuve dificultades.

—Ya veo. —La arena comenzó a volver a su calabaza.

—Pero, ¿por qué viniste?

—Le debo mucho a la Aldea de la Hoja.

Mei se encontraba a un costado de donde estaban todos, a unos cuántos metros hacia su izquierda. Estando de pie, terminó de retirarse los huesos de Kimimaro de su cuerpo. Quitó primero la costilla de su pierna y luego la de su estómago, esa era la más complicada. Le dolía, pero debía soportarlo. Comenzó a aplicarse ninjutsu médico en sus heridas, intentando controlarlas un poco, aunque apenas llevaba algo más de una semana entrenando, por lo que no era una experta. Al menos le servía para detener la hemorragia y ya podía moverse un poco más.

Dejó los huesos allí tirados y caminó hacia donde estaban sus aliados, colocándose a su lado. Gaara la observó unos segundos, inspeccionando sus heridas.

—Es raro verte lastimada —admitió.

Mei soltó una pequeña risa que el pelirrojo apenas pudo captar. Y cuando vio sus ojos, un extraño brillo bailaba sobre sus orbes color ónix.

—No soy invencible, Gaara. No estoy ni cerca de ser tan poderosa. —Sonrió de lado y desvió su mirada a Kimimaro—. ¿Recibiste mi carta?

—Sí —dijo, con un leve sonrojo en las mejillas.

—Qué bueno. Bien, lo mejor será centrarnos en esto. —Señaló a Kimimaro con la cabeza.

Ambos chicos asintieron, de acuerdo con ella. Lee se puso en posición de pelea y Mei lo observó, su brazo sangraba levemente y manchaba el césped. Eso no podía ser bueno en su estado.

—Yo me encargo. —Gaara habló sin mirarlos, sorprendiéndolos a ambos.

—No, apóyenme, por favor —dijo Lee, saliendo a correr. Pero la arena de Gaara se interpuso, tomándolo del pie, haciéndolo caer y colocándose adelante para suavizar la caída—. Tengo arena en la boca. Déjame ir, por favor.

𝗙𝗘𝗘𝗟 𝗧𝗛𝗘 𝗣𝗔𝗜𝗡 | GaaraWhere stories live. Discover now