𝐏𝐋𝐄́𝐘𝐀𝐃𝐄𝐒 𝟭 (𝕯𝖊𝖑𝖚𝖝𝖊 𝖊𝖉𝖎𝖙𝖎𝖔𝖓)

Capítulo 02. El más allá.

"Una dura vida mehizo lo que soy desde que nací hasta que renací y desafié la metafísica en un mundo paralelo,un mundo en donde se ilustró la magnífica era renacentista del medioevo."

 Cuando abrí los ojos fue el despertar de un largo sueño, un nuevo nacer en donde ya no sentía el trágico malestar físico sino cansancio, estaba ligeramente sereno para levantarme. Cuando me levanté noté que estaba un extraño y oscuro lugar, un amplio espacio perdido en penumbras y negruras que contorneaban la estancia de mi cuerpo sin vida. ¡Mi cuerpo yacía bajo la niebla! Curiosamente, estaba sentado a un lado del cadáver en el que viví por casi 30 años.

Era el mundo astral al que los mortales llaman "El más allá o El Limbo", sin pensar en algo más, me puse de pie mientras intentaba entender el fantasmagórico escenario donde había una sensación fúnebre y siniestra, una maligna vibra que me generaba un sobresalto espeluznante de escalofríos. Bajé la mirada al suelo con un sombrío estremecimiento, me eché hacia atrás lentamente y mi cadáver comenzó retorcerse con severos espasmos que lo sacudían de arriba hacia abajo.

El cadáver estaba deformándose con bruscos movimientos de furor, torcía el cuello y resonaba el crujido de sus huesos al arrastrase como una serpiente. Ya no parecía ser un humano, ni siquiera podía reconocerme cuando miraba a esa cosa en la que se convirtió mi cadáver, gruñía al igual que una bestia iracunda con estrepitosos berridos enronquecidos de dolor, entre aquellos labios morados sobresalía salía una lengua negruzca y dividida como la de un reptil, los ojos del cadáver se abrieron de golpe y sus cejas desaparecieron cuando se cayeron con las pestañas, los dientes se les cayeron y en su encía crecieron filosos colmillos podridos.

Espantado y confundido comencé a correr buscando una luz inexistente, perdido en la oscuridad aparecía y desaparecía en múltiples lugares cerrados en tinieblas. En el fondo de la oscuridad se escuchaban susurros interferidos que venían acompañados de alaridos, de pronto, un estridente bullicio rompió el silencio cuando alguien gritó mi nombre desde atrás, giré de inmediato y mi atención se fijó en aquellos ojos brillosos que se escondían entre la espesa bruma, era algo que no se dejaba ver por la oscuridad.

Repentinamente, una mujer vestida de novia apareció con un bebé llorando que acostado entre sus brazos aullaba como lobo. Al capturar mi atención me desafié en seguirla, empecé a caminar detrás de ella con cierta incertidumbre hasta que la neblina me cubrió completamente, todo comenzó a dar vueltas rápidamente como si estuviera en el centro de un remolino de nubes negras y tempestuosas, inexplicablemente, un fuerte olor a azufre congestionó mi nariz con un ligero estornudo.

¿En dónde estoy? ×Dije con la voz exhaustaØ ¿Qué es esto? ¡Mi entorno cambió de forma inesperada! De repente, aparecí en un lúgubre cementerio abandonado perdido en la neblina, todas las lápidas estaban escondidas y no se alcanzaban ver por la bruma, sólo una de las lápidas tenía flores deslucidas y un velón negro que alumbraba el nombre del cadáver sepultado, me acerqué a la luz rápidamente y sentí una tenebrosa presencia en esa tumba cuando leí el nombre de Bella Bamberg.

Simultáneamente, aparecieron siete personas luctuosas vestidas con indumentarias fúnebres y lúgubres. Cogí el velón de la lápida y caminé hacia las personas con cierta extrañez.

– ¿Hola? ¿Alguien puede ayudarme?

Les hablé con la voz temblorosa, (ninguno respondió).

Al acercarme a ellos iluminé a algunas lápidas con curiosidad hasta que reconocí a cada uno de los nombres, muchos de ellos estaban en la lista de las personas asesinadas en el laboratorio; ¡Demonios! –Bramé, estupefacto–, horrorizado y espantado caminé en reversa hasta toparme con el grupo de personas que estaba de pie ante un sepelio, levanté la vela e iluminé a uno de los mortuorios y cadavéricos rostros que irradiaban una tétrica sensación con su mirada.