Capítulo 03. Pléyades, el nuevo mundo.

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"La magia y la mitología me acompañaron en el nuevo nacer, la luz y la oscuridad nunca antes habían estado tan comprimidas como la materia oscura del espacio. Era un mundo errático con fronteras astrales que podían trasladarme a un infinito celeste."

Después de recorrer el empinado camino a la salida me detuve a observar el nuevo mundo que me contorneaba, había llegado a un extenso pueblo agrícola medieval llamado Núremberg, según un enorme letrero que colgaba desde un lejano monasterio feudal. Era un pueblo modesto de gente campestre y trabajadora, en el centro del pueblo se reunían los burgueses para establecer las ventas de cereales, carnes y otros alimentos en la plaza de mercado; aparte de burgueses los artesanos emprendían su puesto en el pueblo con la comercialización de herramientas, cerámicas e indumentarias de todo tipo de calidad, la burguesía empezaba a crecer con el clasismo que los más poderosos establecían.

Núremberg estaba rodeado de altas murallas que fueron construidas entre otras edificaciones para la protección del pueblo, contando con una fortaleza construida en su contorno llamada históricamente como ciudadelas, en el día las puertas estaban abiertamente al paso público de los aldeanos y por las noches cerradas. Núremberg era el recinto de palacios que pertenecían a nobles y burgueses, así como las altísimas catedrales renacentistas en donde frecuentaban los ortodoxos y eclesiásticos paganos.

El resto del conjunto se disponía de serpenteadas calles angostas, las casas de la gente modesta eran sencillas y pequeñas con una sola planta, construidas a base piedras o madera, tenían una terraza que estaba en el tejado y pocas estancias en donde la gente residía. Pero, las enormes viviendas del pueblo eran de los feudales y de algunos burgueses, tenían dos plantas con un patio interior de diversas estancias; las alcobas de los aldeanos se situaban en el piso superior de la casa, sin embargo, el mobiliario solía ser exiguo y para dormir sólo usaban colchones que se plegaban durante el día, no tenían armarios y guardaban sus ropas en viejos baúles que construían los artesanos. Los hombres se vestían con largas túnicas y calcetines rotos, las mujeres con vestidos largos y túnicas sin mangas.

Era un día soleado y caluroso, los nobles usaban chaquetas y pantalones cortos que les llegaba por las rodillas. Todos lucían joyas y pieles de animales, el invierno estaba por llegar y algunos ancianos salían con capas de piel de oveja y gorros o guantes de lana, muchos jóvenes tenían puesto sombreros elegantes que les ayudaba a mantener el cabello aseado por algunos días, no obstante, eran capaces de indicar que esas personas eran profesionales y de alto nivel social, habían de paja y de lino; muchas de las mujeres usaban velos y las nobles tenían pesados peinados elaborados a una altura, los más acaudalados sólo se vestían de seda y bordados de oro, y los soldados, usaban cotas de mallas sobre túnicas de lana y escudos de hierro, además de cinturones para sostener las espadas.

Mientras caminaba entre las personas recibía miradas de extrañezas y de disgustos, pues el desnudo estaba prohibido y se consideraba un tabú, sentía vergüenza al caminar en medio del pueblo con toda la atención en mi cuerpo. Cubrí mi zona genital con ambas manos y continué paseándome con la mirada hacia abajo, todos creían que era un simple mendigo sin vestir y sin comer que provocaba la lástima del pueblo.

Cada pueblerino emanaba un irrespirable olor pestífero, para nadie era un secreto que en las épocas medievales la gente no se duchaba con frecuencia, mayormente, las personas corrientes se bañaban en baños públicos o en algunos ríos, sólo los ricos podían darse el gusto de tomar un baño de agua tibia en la bañera de su palacio.

Ese mundo era extraño y diferente al de donde venía, las culturas de Núremberg me recordaban a las remotas historias del Medioevo. Había una gran diversidad de animales y plantas en todos los tamaños, aquel planeta de misterios y enigmas era un mundo paralelo al de donde yo venía, estaba atónito y estupefacto al ver que vivía en otra dimensión de la cual me esperaba un nuevo comienzo, el verdadero sentido de explorar lo desconocido me llevó al hermético y arcano mundo de Pléyades.

𝐏𝐋𝐄́𝐘𝐀𝐃𝐄𝐒 𝟭 (𝕯𝖊𝖑𝖚𝖝𝖊 𝖊𝖉𝖎𝖙𝖎𝖔𝖓)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt