Capítulo 23. La salvación.

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"El éxito viene de tu talento y de tu grandeza, no de las penas que disminuyen la honra de tu imagen."

En un pequeño despertar estaba de regreso a la cruz viviendo mi realidad, eran las 7:00 pm cuando finalmente había anochecido. ¿Qué habrá sucedido con esos hombres? ×Me preguntaba confundidoØ, no entendía la razón por la cual había presenciado la tragedia en la vieja carretera de Memphis-Núremberg, los extraños sucesos paranormales en el bosque alarmaron a todos los pensamientos que tuve a partir de ese momento.

Se acercaba una apocalíptica tormenta desde el sur, el frío estaba combinado de los vapores que formaban ciclones de calor, la lluvia fue detonando su potencia con inclemencias de emergencias sobre las iglesias que yacían de indolencia entre la afluencia. El caer de las gotas abría espacio en la arena para fundirse con los insignificantes granos, la presión del viento esparcía los pequeños nutrientes en la sofocante gravedad terrestre, el karma venía con los fenómenos huracanados para el borrascoso cambio climático de los pueblos desérticos, los infantes aviones de papel sobrevolaban las bajas alturas para estrellarse con los cambios de temperaturas; ardiendo en la deflagración del caos para luego apagarse con las gotas de sangre que caían del cielo.

La lluvia de sangre despertó el temor de los aldeanos cuando la niebla atormentó la dolencia de Memphis, los cercenados arboles abatidos regresaron de la muerte cuando las gotas de vino los hidrató. Los frutos envenenados que colgaban de los árboles tristes, caían al suelo desde la altura para ser devorados por los gozosos animales que se alimentaban del árbol caído, levanté la mirada al cielo, y entre el celaje observé el fuego de aquellos cometas que entraban a Pléyades para apagarse y arruinarse; la naturaleza explotó de furia contra los insolentes, hizo rugir los volcanes de Memphis y Núremberg cuando una pequeña replica sacudió los suelos nuevamente.

Las montañas y los mares se fortalecían con el sufrimiento de los hombres paganos, el resplandor crepuscular era sometido con indefensos asteroides que golpeaban la biosfera vespertina. 18 niños eran ahorcados por sus madres en los patios de sus casas, la víspera otoñal rejuvenecía los viejos secretos arcaicos que asolaban el presente de los asesinos, la sangre de los niños se derramaba en la tierra fertilizando el nacimiento de nuevas plantas subyugando la putrefacción yaciente, la venganza y el karma eran las divinas semillas de la creación.

Memphis y Núremberg estaban desarrollándose en todas sus capas, los viejos nativos morían para que la próxima generación detuviese la última evolución; transcurrieron 18 minutos en los que tuve que pensar mucho, todo se caía a pedazos mientras que yo seguía intocable en la cruz, ¿Acaso Balam seguía protegiéndome? Ha de ser así, todo podría tener sentido desde la visión real que tuve del bosque, sin embargo, los memorables cristales de los buenos tiempos se rompían con las falsas promesas que solo me cortaron la piel con traiciones y vacíos. El apocalipsis era mi nuevo despertar, la catástrofe que subyugaba en Pléyades era el fruto divino del poder que fue cedido en las catacumbas al conjurarme, véase como, el Príncipe de la Oscuridad y el nuevo Rey de Pléyades.

Súbitamente, apareció una extraña mujer joven de piel pálida que se acercaba a la cruz con una mirada turbia y frívola, aquella atractiva indumentaria se relucía con un abrigo de piel de oso polar, lo tenía puesto encima de una túnica hecha con tez de serpiente. Su cabello negro azabache me trascendía a remotos recuerdos, flequillo y cabello alisado muy corto en forma de hongo que no cubría la totalidad de su cuello, una pequeña sonrisa con malicia que reflejaba la suya y la mía, dos corazones latiendo paralelamente en un vasto cuerpo desalmado; nos perdimos en una profunda mirada que tocó nuestro espíritu con ímpetu, ella se paseaba ante la cruz como en un clásico desfile de moda europea.

– ¿Hola? –Dijo la misteriosa chica–.

– ¿Quién eres? –Evadí–.

– ¿Quién eres tú? –Preguntó ella–.

𝐏𝐋𝐄́𝐘𝐀𝐃𝐄𝐒 𝟭 (𝕯𝖊𝖑𝖚𝖝𝖊 𝖊𝖉𝖎𝖙𝖎𝖔𝖓)Where stories live. Discover now