₍₀₀₎ last year

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Nadie le advirtió lo que vendría, ni siquiera el sudor en sus manos, y es que Kim Taehyung estaba a punto de cagarla.

Sí, cagarla, porque si digo que fueron tropiezos y errores verán el lado bueno de la historia, la moraleja, cuando lo cierto es que el idiota estuvo jodido desde el primer instante, y no me refiero al aburrido y eterno discurso que dio. Ni siquiera el temblor de su voz fue tan llamativo como el estudiante que llegó al menos quince minutos tarde, pasando frente a él como si no pensara disculparse.

El odio fue inmediato.

Tal vez fue su sonrisa ladina o su mirada petulante, ese par de ojos oscuros que lo recorrieron de pies a cabeza, haciéndolo sentir tan inferior, tan inseguro. O tal vez fue el modo en el que se dejó caer en el último asiento de atrás, desplomándose en la silla como si quisiera restregarle que le importaba una mierda su clase.

Sí, seguramente fue eso, pues el mocoso se puso a dormir sobre sus brazos apenas retomó su —aburrido, muy aburrido— discurso.

Tuvo que sonar el timbre para que lo viera de nuevo, ojos grandes y brillantes, perdidos, desorientados, tan fuera de sí que le pareció increíble lo rápido que se compuso. Fue algo casi automático.

La mirada del chico se apagó, volviéndose fría y distante, arrogante y desafiante, intentando provocarlo mientras caminaba hacia él.

«No caigas en su juego» pensó, repitiéndoselo tantas veces como pudo, una y otra vez, aunque eso no evitó que tomara su brazo y lo detuviera, impidiéndole salir.

Un verdadero cliché, así fue. No solo por la forma en la que ambos se quedaron viendo, fijo, profundo, casi con disgusto; sino por el modo en el que sus cuerpos se tensaron ante el roce.

La escena era digna de película.

—Castigado. —Fue todo lo que pudo decir, apenas una palabra con la voz tan temblorosa como su agarre.

«Mierda», todo en ese muchacho era intimidante. Su mirada oscura y penetrante, su cabello casi negro, su piel un par de tonos por encima de lo pálido y ese mísero centímetro que lo hacía más alto que Kim.

Tal vez medían casi lo mismo, pero su estudiante se veía mucho más grande que él, mucho más poderoso.

—Como sea. —El menor incluso rodó los ojos, dejando el salón como si nada hubiera pasado.

Jeon Jeongguk, eso decía la nómina de castigados.

O, más bien, eso era lo único que decía, pues al parecer ningún profesor era tan estúpido como para desperdiciar su tarde cuidando a un alumno.

Si tan solo se hubiera tragado su orgullo, si tan solo hubiera fingido que no le importaba, si tan solo... Si ese mocoso no hubiese despertado su necesidad de exigir respeto, las cosas habrían sido tan distintas.

Todo habría sido tan distinto.

Pero ahí estaba ese niño, justo frente a su escritorio, observándolo con la sonrisa más burlesca que había visto. Tan, pero tan cínico.

—Usted es el único castigado del día, señor Jeon. —Su tono fue un poco más grave que de costumbre y sus pasos lo acompañaron, lentos, calmados, fingiendo la seguridad que antes no había tenido—. ¿Cómo se siente al respecto?

—No lo sé —respondió con tanta seguridad como el mayor, soltando una risita—. ¿Cómo te sientes tú, Taehyung?

El maestro frenó de golpe, abriendo los ojos con verdadero asombro.

Romper y corromper﹔⁽ᵏᵗʰ ⁺ ʲʲᵏ⁾Where stories live. Discover now