Después de un par de años subiendo covers a Instagram decidí que era mi momento. El momento de dedicarme de verdad a lo que me gustaba. El momento de empezar cumplir, poco a poco, mi sueño. El momento de dejar de ser un cabra loca y empezar a organizar mi vida. El taller mecánico estaba muy bien, pero lo que realmente me apasionaba y deseaba era estar encima de un escenario. Quería vivir enseñando al mundo mis canciones, no arreglando coches y motocicletas. Y fue ese impulso, ese querer cumplir mi sueño, lo que me llevo a conocer a Aurora.
Coincidimos en un grupo de gente que empezó a presentarse a pequeños castings que se hacían en Córdoba y alrededores. Nunca la vi como a una amiga, desde el primer minuto me volvió loco. Era guapísima y cantaba, evidentemente, como los ángeles (y quizás se parecía un poco a Alba Reche). Hice todo lo que estuvo en mis manos para conquistarla y cayó en mis redes en fin de año. A finales de enero empezamos a salir. Íbamos con el grupo a todas partes, parecía una relación idílica y pensaba que era la mujer de mi vida. Pero el paraíso duró poco, a los seis meses empezaron a llegar las desconfianzas y los engaños. Hubo cuernos de por medio mucho antes de lo que os pensáis. Pero aún así nos perdonábamos y volvíamos a empezar como si nada pasará, porque realmente pensábamos que estábamos destinados a estar juntos, que así eran todas las parejas.
Pero ese mes de diciembre no solo conocí a Aurora, también conocí a una de las primeras personas en arrebatarme al amor de mi vida. Al que fue mi mejor amigo durante un tiempo. A una amistad que tenía fecha de caducidad y tardaría poco más de un año en descubrirlo. Conocí a Rafa. Rafa Romera, el cantante buenrollista que anima todas las verbenas de pueblo. Nos presentamos juntos a todos los castings habidos y por haber, entre ellos al de OT 2020 y por suerte o por desgracia los dos llegamos a entrar a la academia.
DU LIEST GERADE
Soy yo
FanfictionDiez años más tarde del fin de OT 2020 Hugo Cobo está parado delante de una iglesia con la intención de interrumpir la boda de la mujer de su vida, de Ana Julieta Calavia. ¿Pero cómo ha llegado a este punto?