21. El Final, 2023-2024

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Después de esa primera ola fueron muchas las que le siguieron. A veces era yo que el volvía a pedir que se marchara y a veces era ella la que se iba cansada de la situación. Porque conseguí dejar el alcohol pero los demonios nunca dejaron de bailar en mi cabeza.

Después de cada oleaje llegaban cientos de chicas, cientos de habitaciones de hoteles. A cada ola pensaba que era la última vez, que realmente no había marcha atrás y caía en esas tentaciones que traían miles de nombres distintos. Ester Expósito era el que resaltaba. Siempre llegaba a mí cuando peor estaba y nos acabábamos aprovechando el uno del otro. Ella llegó a querer algo más serio pero nunca pude dárselo, no mientras Anaju estaba en mi cabeza.

Cada noche en una habitación de hotel era un intento para olvidar a Anaju, pero me era imposible. Era imposible que me olvidara de ese primer encuentro en el baño, ese clase de las panteras, el viaje a Tailandia, las navidades en Alcañiz, los viajes Barcelona - Córdoba. Era imposible. Por eso siempre acababa volviendo a ella.

El problema es que cada vez que volvíamos no cambiábamos. Yo seguía siendo el mismo tipo duro que no se permitía sentir, que no quería expresarse. Sólo era capaz de hacerlo si había una guitarra de por medio, pero era obvio que en algún momento las canciones no le iban a ser suficiente. Ella veía que sufría a través de mis canciones pero dejo de atreverse a preguntar que era lo que las inspiraba. Anaju era incapaz de comprender porque de repente deje de creer en nuestra relación, no entendía porque todos mis grises se habían vuelto opacos. Nunca le expliqué que mi hundimiento lo había causado una conversación con Alfred, nunca, ni cuando me dijo que había empezado a tener algo con él, ni cuando me llegó la invitación de la boda.

El último año de relación fue tóxico. Yo era tóxico y convertí la relación en tóxica. Poco a poco nos fuimos hartando de luchar por algo que no tenía solución. Bueno, sí la tenía. Estaba en mis manos luchar contra esos demonios. Ella por mucho que me quisiese no podía hacer nada, si yo no dejaba ayudarme, si esta vez era yo el que levantaba los muros. Esa última conversación que mantuvimos en el piso de La Latina, antes de que me dejase, no expresaba enfado por lo que había pasado horas antes en el ático de la Gran Vía, sino tristeza. Tristeza porque ella ya no era capaz de ser mi cura. Tristeza porque ella ya no era capaz de ser la niña bonita que arregla al tío traumatizado sin ningún tipo de inteligencia emocional.

- Hugo, me jode, me jode mucho que me hayas engañado, porque prometiste que nunca volverías a hacerlo, pero más me jode no poderte ayudar. Estoy harta que cada vez que me acercó a ti tú pareces estar más lejos. Pero no sólo de mí. De todo el mundo. Te has desconectado del mundo. Has dejado de ser tú. No puedo seguir con esto. Te quiero, Hugo, te voy a querer siempre, pero no puedo más.

Me quede llorando en la puerta viendo como otra vez lo había vuelto a joder todo. Esa noche no dormí en la cama, ni el sofá. Poco a poco me fui haciendo un ovillo al lado de la madera que me separaba con el mundo exterior. No fui capaz de levantarme de ahí durante horas, recordando las últimas palabras de Anaju.

Estas fueron las últimas palabras que me dijo Anaju antes de poner punto y final al fanfic que habíamos sido durante cuatro años. Pero quizás no era un punto y final, quizás tan solo era un punto y aparte. Quizás como decía la canción, a nuestra historia le hacía falta una segunda parte.

No fue instantáneo, para nada, tardé semanas en darme cuenta que debía cambiar. En darme cuenta que la imagen que vendían las revistas de la perfecta estrella del pop era una ilusión óptica. Pero si hubo algo esa noche. No sé que fue, pero esa noche algo cambió, algo hizo clic. Quise cambiar. Quise volver a ser mejor, quise alejar los demonios que me llevaban persiguiendo el último año y medio. Por ella, pero sobre todo por mí. Me merecía volver a ser feliz. Me merecía volver a ser yo. Y quizás si algún día conseguía volver a ser yo, también volveríamos a ser nosotros.

Soy yoWhere stories live. Discover now