32. 14 De Abril De 2030: El Día Antes

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Ser, estar y parecer. Tres verbos que nos enseñan desde pequeños. Tres verbos predicativos, que funcionan diferente al resto. Muchas veces pueden tener un significado semejante, pero en realidad no. En realidad hay pequeñas pero importantes cosas que los diferencian. La importancia de esas pequeñas diferencias. La importancia de las pequeñas cosas es la clave para entender el final de esta historia, que está a punto de llegar.

Porque no es todo oro lo que reluce. Porque plata parece, oro no es. Porque ser y parecer en muchos contextos pueden tener el mismo significado, pero en otros muchos no. Y este era mi clavo ardiendo. Mi salvavidas. Parecía, ahora todo lo que era, todo lo que había dado por hecho, ahora tan sólo parecía. Una entrada en el diccionario de la Real Academia Española era mi salvavidas.

Parecerle a alguien algo: Con un matiz de duda o indeterminación, opinar, creer.

A mí Anaju me parecía. Me pareció durante los últimos cinco años, pero quizás estuve equivocado, quizás lo que me parecía, no era. 'Parecía que el acting estaba surtiendo efecto', 'Parecía que me estaba superando y se estaba pillando de otro', 'Parecía no haber duda para ella', 'Parecía haberme eliminado de su mente', 'Nuestras ganas era insaciables, o eso parecía', 'Anaju parecía querer sólo sexo'.

14 de abril de 2030

El día antes. Las 24 horas que preceden a la mayor locura que he hecho en mi vida. Si salía mal iba a acabar en el loquero de por vida.

Me desperté como cualquier otro día, como los últimos 59 días desde que Anaju había venido a mi piso a comunicarme que se casaba con Alfred. No influía que la boda fuese mañana. A pesar de haberle dicho que sí en su momento, yo por mi cuenta decidí que no iría, no quería vivir el dolor de ver como escapaba para siempre de mis brazos tan de cerca. No tuve valor de decirle a ella directamente, porque sabía que me preguntaría el porqué de mi ausencia, así que le dije a Sam que le dijese que me había surjido un evento de última hora y que no podría ir. Al fin y al cabo, ya no estábamos tan unidos. Así que para mí el 14 de abril era un día similar al de los últimos dos meses. Un día gris, en el que nada ni nadie me importaba. Un día más cayendo a un pozo sin fondo. Porque yo no iba a perder a Anaju al día siguiente, yo la había perdido hacia dos meses.

No me quedaban cigarros. Últimamente era capaz de fumarme un paquete al día, era mi único momento de paz. El único momento donde los recuerdos con Anaju dejaban de torturarme. El único momento donde mis ilusiones de planes de futuro con ella dejaban de atormentarme. Y por eso intentaba encontrar los máximos momentos de paz, aunque cada vez me era más díficil.

Salí del piso, entré al ascensor, bajé hasta el párquing, me subí en mi coche y conducí hasta la gasolinera más cercana. Entré y sonaba esa puta canción. Esa canción que hacia años que no escuchaba. Esa canción que para cualquier otra persona sería tan solo un éxito que sonó demasiado en la radio, hacia más de diez años. Pero para mi esa canción lo era todo. Era Señorita. Esa canción que tanto había marcado mi vida, sonó y mis últimos diez años de vida cruzaron mi mente a la velocidad de la luz, como si de un flipbook se tratase. Salí de la gasolinera sin paquete de tabaco y me metí en el coche. Rápidamente encendí la radio para que otra canción me hiciese olvidar todas esas imágenes en las que ahora pensaba.

- Y así sonaba Soy Yo, ese hit que compusieron en la que fue la academia más famosa de la televisión hace ya diez años Anaju y Hugo, que fueron la pareja de moda durante mucho tiempo. - dijo Tony Aguilar, mientras el volumen de mi canción iba bajando.

- Sí, fueron la pareja de moda, pero parece que la alcañizana tiene los ojos puestos en otro hombre, recordemos que mañana se casa con otro de los cantantes salidos de esa academia, Alfred García - apuntó uno de los colaboradores mientras daban paso a la siguiente canción.

Ese fue mi momento Eureka! Ese momento mágico e incluso místico. Ese momento en que entendí la pequeña diferencia entre ser, estar y parecer. Cuando las personas experimentamos un momento Eureka!, una explosión mental, sucede porque nuestro inconsciente va más allá de nuestra consciencia. Las personas que experimentamos esa sensación hemos dedicado tanto tiempo a la resolución de problemas que se acaban incrustando en nuestra memoria, permitiendo que sea nuestro inconsciente quién los trate. Y yo había dedicado mucho tiempo a dar respuesta a todas esas preguntas sin contestación. O al menos a mí dos meses me parecía mucho tiempo.

Nuestra consciencia es la que nos pone límites en nuestro día a día, pero nuestro inconsciente el que activa y conecta millones de datos sin censura alguna. Y eso es lo que hizo mi inconsciente al escuchar dos palabras "parece que". Parecía, pero quizás no era. A partir de ese momento fui mi inconsciente el que empezó a pensar y a conectar pequeñas cosas que había dado por alto. Empecé a ver luz al final del túnel.

Yo asumí que Anaju sólo quería sexo, pero quizás no era así. Quizás Anaju también había asumido que yo sólo quería sexo y tenía miedo a cruzar la barrera del amigo con derecho. Significaban algo todas esas veces que había apartado la mirada cuando sus ojos azabaches buscaban mis ojos nácar en los últimos tres años. Y ese 29 de octubre, donde me preguntó tantas veces si estaba celoso, qué buscaba con eso? Por qué vino sola a decirme que se casaba, qué buscaba? Fue esa visita su último cartucho y y yo no lo supe ver? Quizás Anaju seguía esperando a que yo hiciese algo, pero que quería que hiciese? Quería que parase la boda? Porque no la paraba ella? Porque aceptó a casarse con Alfred? Realmente pensaba que yo tan sólo la veía como una amiga? Eso creía mi inconsciente y actuó en consecuencia. Llegué a casa y lo primero que hice fue comprar ese billete de avión Madrid - Barcelona.

Ahora mismo soy un flan. Me tiembla todo el cuerpo porque sé que a lo mejor puedo estar completamente equivocado. Vuelve a ser mi parte consciente la que domina mis pensamientos. Aún no sé que voy a decir o si tan siquiera voy a decir algo. Si digo algo y no hay respuesta, no me veo capaz de salir de este pozo nunca más. Es el minuto 90 de partido. Es ahora o nunca. O cómo mínimo debo forzar el empate.

Soy yoWhere stories live. Discover now