30. Los Findes A Escondidas

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26 de Noviembre, 2025

Cuando nos volvimos a ver después del encuentro en el Metropolitano. Hacía dos meses que no hablábamos, no sabíamos como tratarnos, no sabíamos que éramos y no sabíamos que queríamos ser. Pero el destino volvió a unir nuestros caminos.

Esta vez fue en la entrega de premios de Los 40 Principales. Fue la primera noche que terminamos en una habitación de hotel, en el que se hospedaba Anaju en este caso. No fuimos a mi casa, básicamente porque el hotel donde estaba Anaju quedaba mucho más cerca del Wizink Center y nos teníamos ganas, demasiadas. Nuestras ganas eran insaciables, o eso parecía.

Nada más entrar Anaju saltó a mi cuello y envolvió sus piernas en mis caderas. Mis manos fueron a su culo y la estampé entre mi pecho y la pared del pasillo, mientras nos besábamos salvajemente. El primer asalto de la noche fue en el pasillo, de pie. El segundo, en la pica del baño a modo de encimera y el tercero en la cama.

Otra noche, otra noche que habíamos caído en la tentación. A la mañana siguiente prometimos intentar no volver a caer, a sabiendas de que sería complicado no romper esa promesa. Y prometimos no dejarnos de hablar, esta sí que la cumplimos.

22 de Diciembre, 2025

Viaje a Barcelona para grabar un especial de Navidad de un programa que ya no recuerdo. Después de la grabación del programa quedé con Anaju para cenar como buenos amigos. Por qué los amigos hacen esas cosas, no? Lo que pasa es que nosotros éramos unos amigos especiales, unos amigos que sabían mantener las manos en sus bolsillos cada vez que se veían.

Esa noche noche fue en su piso de Barcelona. Las fotos de nosotros entrando juntos al piso de Anaju abrieron todos los portales de prensa rosa al día siguiente, pero no nos importó en ese momento. Estábamos tan excitados que sólo pensábamos en sólo llegar a su cama. Subimos las escaleras del bloque de pisos sin separar nuestros labios. Una vez dentro del piso la cogí en brazos y la llevé hasta su cama. Con mucha prisa nos desprendimos de nuestra ropa. Necesitábamos sentir nuestras pieles desnudas una vez más.

30 de Enero, 2026

Ese viernes nacieron los findes en la sierra, las noches en la habitación 29, nuestro número. Después que miles de notificaciones nos despertaran el 23 de diciembre decidimos que la próxima vez que nos viéramos, si es que había próxima vez, sería de forma discreta. Hubo próxima vez, porque éramos adictos a besarnos, a tocarnos y a darnos placer. Pero había un miedo terrible a cruzar la barrera de amigos con derecho. Yo la había cruzado desde hacía tiempo, pero nunca lo dije porque no quería terminar con estos pequeños encuentros, que era lo único que Anaju parecía querer, sexo con alguien que en pocos meses se había convertido en uno de sus mejores amigos y con quién tenía una química espectacular.

Me llamó una semana antes diciendo que iba a estar en Madrid y quería verme, como buenos amigos que éramos. Pero como buenos follaamigos que también éramos, me pidió que fuese precavido. Fue idea mía reservar la habitación número 29 en el hotel el Parador de la Granja, suficientemente alejado del bullicio de la ciudad. También fue idea mía que ella llegara 20 minutos tarde, para disimular, en caso que algún periodista o alguien con una cámara fotográfica decente hubiese llegado hasta ahí. Lo que había de ser sólo un fin de semana, se acabó convirtiendo en un ritual, vete tú a saber porque Ana Julieta siempre tenía trabajo en Madrid a finales de mes. Nunca descubrieron nuestro escondite.

15 de Febrero de 2030

Entre sollozos, todas esas fechas, todas esas noches que la había tenido tan cerca pero tan lejos, todas esas veces que no le dije que ella era mi persona, que ella era el amor de mi vida y que haría cualquier cosa por tenerla a mi lado, amenazaban con destruirme. Y lo hicieron. Maldecía no haber cruzado la barrera, no haberlo intentado por el miedo a perderla, porque la había acabado perdiendo de todas formas. Maldecía haber vuelto a esperar para qué al final ella se me hubiese vuelto a adelantar.

Esos findes a escondidas eran una tortura para mí ahora. Recordarlos era rememorar todas esas veces que me había conformado con ser amigos y algo más, todas esas veces en la que me había quedado con la miel en los labios. Realmente habían sido findes a escondidas, findes en los que había escondido mis sentimientos, en los que había escondido lo que yo quería y lo que yo quería era una segunda parte, no sólo sexo apasionado, pero mejor eso que nada.

Lo peor de todo no fue aceptar que había rehecho su vida, cuando yo había sido incapaz. Lo peor de todo fue ver que todas mis ilusiones de los últimos cinco días eran sólo eso, ilusiones. En el momento que me dijo que se casaba sentí como si algo me empujara del rascacielos más alto del mundo. Estaba cayendo cuesta abajo y no había nada que lo impidiese.

Por qué me había permitido soñar, fantasear con un futuro al lado de Anaju? Por qué di por hecho que había sido más importante que Alfred? Por qué di por hecho que Alfred ya no formaba de su vida? Todo eran preguntas sin aparente respuesta me hundían aún más en el pozo al que había caído hacia escasas horas.

Pero algo sucedió, algo casi mágico e incluso místico me sucedió ayer y de repente empecé a encontrar respuesta a todas esas preguntas. Era consciente que quizás tan sólo podían ser ilusiones de nuevo, que quizás estaba arriesgando demasiado, pero debía intentarlo y debía conseguirlo. No podía permitir que ella me adelantase una vez más. Aun así, no lo voy a negar, mis ánimos están por los suelos, por qué a eso que me estoy agarrando es un clavo ardiendo.

Soy yoWhere stories live. Discover now