4. Diciembre, 2019 (1)

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Después de casi un año de castings y pequeños concursos por Andalucía anunciaron el regreso de OT y esta vez no había nada que me impidiese presentarme. Un sábado de principios de noviembre, Rafa y yo salimos de Córdoba a las siete de la mañana para ir a probar suerte al casting multitudinario de Sevilla. Los dos salimos de ese casting con una pegatina en nuestro pecho y ya nos imaginamos dentro de la academia. Seguimos pasando fases hasta llegar al casting final de diciembre en Terrassa. En tan solo tres días la vida me dio un vuelco de 180 grados.

Aún recuerdo como casi cien personas entramos a uno de los grandes polígonos del Parc Audiovisual de Catalunya. Nos sentamos en unas gradas improvisadas delante de un pequeño escenario. Esperamos a que alguien se subiese al escenario y nos diese las indicaciones correspondientes.

- Buenos días, en tan solo tres días en estas gradas sólo quedaréis los 18 elegidos de la Gala 0 - esa fue la entrada de Noemí Galera - buena suerte a todos.

El silencio sepulcral que guardábamos desde hace rato se convirtió en vítores y aplausos deseándonos buena suerte los unos a los otros.

- Silencio! - Noemí interrumpió la euforia - las primeras pruebas empezarán en una hora. Pasaréis por dos salas dónde cantaréis, a capella, dos temas de vuestra elección. En una estaremos Iván Labanda y yo y en la otra estarán Manu Guix y Tinet Rubira.

Todo el mundo se separó en pequeños grupos para practicar las canciones que deberíamos cantar. Rafa y yo nos fuimos a un rincón a ensayar nuestros temas. Repasé mi tema Boca de Hule y luego fue el turno de Rafa. Mientras él me cantaba Sentimiento de Caoba, se acercaron una chica de melena larga y un chico rubio con el pelo alborotado.

- Hola! Somos Eva y Gèrard - dijo la chica de melena larga - podemos ensayar con vosotros? No conocemos a nadie más.

- Claro! - contesté mirando fijamente a los ojos color mar de la chica. Nunca había visto unos ojos tan azules y solo cinco segundos bastaron para quedarme hipnotizado. Me recorrió un escalofrío por el cuerpo cuando la saludé con dos besos.

- Pero vosotros os conocéis? - dijo Rafa interrumpiendo ese extraño momento. El primero de muchos extraños momentos que compartiríamos Eva y yo. Y el primero de muchos que también interrumpiría Rafa.

- Bueno, fuimos de los primeros en llegar al hotel ayer y digamos que hay confianza - dijo Gèrard mientras rodeaba a la gallega con su brazo. Recuerdo quedarme sorprendido de la rapidez con la que se creó esa primera pareja. Me pasé las manos por el pelo y me quede embobado viendo esa escena. Así es, desde el primer segundo estuve celoso de Gèrard. Lo peor es que no entendía porque estaba celoso, acababa de conocerla pero ya se había convertido en mi debilidad. Pero no le di mucha importancia, no me di cuenta de que me ponía enfermo verla con otros hasta más adelante. Estuvimos ensayando un buen rato nuestras canciones hasta que empezaron las pruebas.

Un par de horas más tarde, cuando había acabado mi primera prueba fui al baño. Me comían los nervios, andaba hacia delante a un paso rápido con la mirada en el suelo y las manos en la boca. Tanto me comían los nervios, que al salir del baño, sin darme cuenta, me choqué con una chica morena.

- Ay perdón - dijimos los dos a la vez.

- Los nervios - dijimos, otra vez, los dos juntos y reímos.

- Ana Julieta - dijo la morena mientras me estrechaba la mano - Anaju, para los amigos.

- Víctor Hugo - dije mientras le daba la mano. En ese momento me fije por primera vez en su característica peca - Hugo, para los amigos.

- Entonces somos amigos? - preguntó la morena.

- Sí lo somos.

Me acerqué a darle dos besos y al separarme me fije en sus ojos. Eran tan oscuros que a penas se distinguían sus pupilas. Unas pupilas que a día de hoy me cuesta encontrarlas. Durante una época distinguir sus pupilas del iris oscuro de sus ojos fue uno de mis grandes hobbies. Así es cómo conocí a Ana Julieta Calavia, la mujer de mi vida, en una baño temblando de nervios. Meses más tarde me di cuenta que con sólo ese encuentro me había bastado para enamorarme perdidamente de la niña de la peca.

Volví a reunirme con Rafa y Eva y Gérard para la hora de la comida, pero sin perder de vista a la chica con la que me había chocado a la salida del baño. Me había llamado la atención y no sabía porqué. El resto del día lo pasamos muertos de los nervios esperando al primero de los tres veredictos.

Soy yoWhere stories live. Discover now