16. 4 de Enero, 2021

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Cálmate y haz lo que creas más conveniente. Estas palabras son las que se me repiten ahora mismo en mi cabeza. Pienso en eso mientras entro a la iglesia sin llamar mucho la atención. Me siento en la esquina del último banco. Nunca confirmé si vendría o no a la boda, así que supongo que no me espera nadie. Cada vez queda menos para el momento en que deba jugar todas mis cartas, y es ahora cuando pienso en todas esas veces en que la llamé pidiendo que regresara a mí. Pienso en esa primera vez que la llamé, haciendo lo que creía conveniente en ese momento.

Después de la noticia con la que me despertó Samantha en el año nuevo de 2021 estuve un par de días pensando que hacer. Estuve dos días dando vueltas en mi habitación sin saber qué hacer. Tenía miedo tan sólo de pensar que ella había pasado página y si eso era lo que había ocurrido no quería que me lo dijese.

Pero también pensaba en la otra opción, en que ella estaba esperando mi llamada, esperando a que fuese a buscarla y si la hacía esperar demasiado quizás si que acabaria olvidándome. Eran las diez de la noche del cuatro de enero cuando me decidí a llamar, sin saber muy bien que decir, como siempre.

Contestó a la primera y ella fue quién inició la conversación.

- Qué quieres? - indiferencia, eso es lo que sentí por parte de ella con solo dos palabras.

- Te echo de menos - y esperé a su contestación.

- Si, si ya veo cuanto me echas de menos que pasas las noches en casa de la marquesita. - Esa llamada era un partido de fútbol y de momento ella estaba ganando.

- Solo fue una noche - me excusé. Seguía ganando ella. Hubo silencio en la conversación durante un rato, incluso me plantee colgar, hasta que entendí que si había mencionado mi noche de fin de año es porque estaba celosa. Me agarré a eso aún sabiendo que era un clavo ardiendo. Era mi única oportunidad para dar la vuelta al partido. - Estás celosa? - pregunté interrumpiendo el silencio, intentándola provocar.

- No - dijo alargando la vocal, parecía que el partido se estaba empezando a decantar hacia mi lado.

- Estás segura? Porqué entonces no te molestará que te cuente cómo bailé con ella? Cómo la besé? - preguntaba con tono seductor. Sabía que nunca se podía resistir a mí cuando me ponía zalamero. - Cómo me la f - me interrumpió antes que terminará esa palabra.

- Bueno, quizás si estoy celosa y quizás, también te echo de menos. - Acababa de anotar el gol, pero seguí jugando.

- Yo no estoy celoso, no la verdad es que no. Estoy muy tranquilo - dije en tono burlón.

- Y no deberías estarlo, yo no te he dado motivos para eso - notaba nerviosismo en sus palabras. Estaba mintiendo, pero me daba igual, iba a seguir provocándola.

- No me mientas Ana Julieta - dije con condescencia, como si ella fuese mi hija y yo un padre enfadado ante tal hecho. Oí como jadeaba al otro lado de la línea. - Pero tranquila, no estoy celoso - anoté con un tono provocador. No sé en qué momento la conversación había dado este giro pero iba a seguir hasta llegar al final. - Tan sólo he llamado para decirte lo que ya sabes, que el kinki sin escolarizar es mucho mejor partido que el empollón de filosofía. Lo sabes, verdad?

- Si - gimió. El bulto entre mis piernas cada vez era mayor. Cerré la habitación con pestillo y me tumbe en la cama, para empezar a darme placer mientras seguía hablando con ella. Ordené que hiciese lo mismo.

- Ve a tu habitación, cierra la puerta y piensa en mí - aunque sabía que ya lo hacía - túmbate en esa cama donde te he follado tantas veces y piensa en la próxima vez en que lo vamos a hacer en esa misma cama. - Deje un tiempo para que se acomodara y seguí con mi juego. - Piensa en todo lo que te hago cada noche, en cómo beso cada rincón de tu cuerpo. Desnúdate, quítate la camiseta y acaricia todos esos rincones - aunque intuía que ya lo estaba haciendo. Jadee. Quería que se tocara conmigo.

- Tócate, tócate conmigo - dijo como si me leyera el pensamiento.

- Hace rato que lo estoy haciendo, Ana Julieta. - No quería llegar aun al orgasmo, quería llegar con ella, así que baje de ritmo mientras ella empezaba a darse placer con sus dedos. La conversación dejo de existir durante unos minutos, mientras sólo se escuchaban gemidos e improperios varios, hasta que llegamos al orgasmos. Hasta por teléfono nos complementábamos.

- Lo siento Anaju, lo siento de verdad - dije retomando la conversación, cuando aún seguía con la respiración agitada. - Hablemos, pero hagámoslo de verdad. Te echo de menos y te prometo que voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que esto funcione. Porque sé que eres tú. Tú eres el amor de mi vida.

- Hablemos. - Hat trick, del jugador alemán que había sido capaz de remontar y ganar el partido.

En menos de dos semanas había vuelto a Barcelona pensando que esa vez si sería para siempre, pero no lo fue.

REACCIONES POR FAVOR.

Soy yoWhere stories live. Discover now