Cansado de ti.

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Capítulo 22.

Viernes 10 de abril del 2020.

Víctor no había dejado de pensar en las palabras de Paul, pese a que su padre estuviera bien y no le hubiera mencionado nada del tema.

Pero, ¿Quién era él para volver a sacar el tema que tan mal le había sentado? 

Sin duda había ingeniado un plan, uno con el que Aaron y James estaban completamente en desacuerdo, pero era el que haría que Andrea y él acabarán, que ella quisiera alejarse de él para siempre.

Andrea llegó del entrenamiento de natación y se encontró a Víctor sentado en las escaleras de la casa.

—Hola—sonrió—¿No has ido hoy a baloncesto?—Víctor negó con la cabeza y ella se acercó a darle un beso, fue breve y se sentía raro, algo que sin duda había notado—¿Te pasa algo?

—Sí—sentenció haciendo que ella se sentase a su lado bastante preocupada—Resulta que hay una cosa en la que llevo pensando unos días.

—¿En qué?

—En que nadie va a estar nunca bien con esto—pronunció intentando que no se le quebrará la voz.

—¿Con qué?—siguió con sus preguntas.

—Con esta relación—se pausó mientras evitaba mirarla a los ojos—Tú y yo, está mierda—la miró bastante serio.

Andrea frunció el ceño, no entiende nada y mucho menos lo que Víctor esta tratando de decirle, era imposible que el día anterior estuvieran muy bien y que de repente tuviera esos pensamientos.

—¿Cómo dices?—no pudo salir de su asombro.

—¡Qué esto no funciona, Andrea!—se puso de pie mientras ella lo miraba bastante contrariada a la par que decepcionada—No sé en que momento he pensado que sería buena idea que estuviéramos juntos, es que no tiene puto sentido—asintió e iba a soltar la mentira más dolorosa—Me he cansado de ti, eso es todo.

Andrea se levantó bastante enfadada y triste, sobre todo lo último, e hizo un esfuerzo sobre humano por no derramar ni una sola lágrima delante de él, no quería darle ese gusto ya bastante estúpida se estaba sintiendo.

—Eres un capullo—fue lo único que pudo decir.

—Lo menos que me apetece es oírte ahora.

—Pues que lástima—se cruzó de brazos—Porque te queda un año y cinco meses hasta que nos vayamos a la universidad y me pierdas de vista.

—No, porque paso de ti y paso de esta situación—resopló—Me voy a ir de esta casa, la que nunca debí pisar.

—Pues ahí tienes la puerta—señaló la puerta—¡Y si quieres yo misma te hago la maleta porque no quiero verte nunca más en mi vida!

—Vete a la mierda, Andrea—sentenció para luego subir corriendo a su habitación.

No aguantaba más hablarle de aquella manera y sintió muchas ganas de llorar.

Como ya sabemos no pensaba nada de lo que había dicho y le había dolido ver lo mucho que sus palabras le hubieran afectado tanto pero era la única manera que tenía para asegurarse de que no intentará estar con él, de que no quisiera arreglar toda la situación.

Comenzó a recoger sus cosas sin poder evitar sentirse como una basura.

Andrea no dejaba de llorar en el rellano de la casa pero en seguida salió de esa para subirse a la moto y tomar rumbo a la casa de Julia.

Seguían un poco molestas por la conversación de Ashton pero eran mejores amigas, se apoyaban en esos momentos y no sabía lo mucho que la iba a necesitar Julia cuándo llegará a su casa.

James entró al cuarto de Víctor, ya que había escuchado toda la discusión y vio a su hermano haciendo la maleta.

—¿Te vas a ir en serio?—se cruzó de brazos.

—Sí—contesto este—La amiga de papá va a estar una temporada por aquí y ya sabes que es como una madre, no le extrañará que quiera quedarme con ella por un tiempo.

—Vale—asintió no muy seguro—Y ¿Estás bien? Lo que escuche fue bastante d...

—Era necesario—lo interrumpió mientras lo miraba serio—Sabes como es y no sé decirle que no, lo mejor que he podido hacer es alejarla.

—¿Y eso es lo que quieres? ¿No hablar con ella nunca más?—negó con la cabeza—Simplemente podrías haberle sido sincero con lo que Paul te contó, Andrea hubiera sido la primera en pedir distancia.

—Pero ¿Cuánto tiempo hubiéramos tardado en volver a esto?—negó con la cabeza—Si para que papá esté bien tengo que renunciar a ella—pronunció su nombre con dificultad mientras sus ojos se llenaban de lágrimas—Que así sea, no quiero verla, no quiero oír su voz, no sabré nada de Andrea si es necesario—comenzó a llorar—Aunque sea una mierda súper injusta, esté locamente enamorado de ella y sepa al cien por cien que nunca me voy a sentir con ninguna como me siento con ella.

James entro a la habitación y entre sus brazos intento consolar a su hermano, algo que no sirvió de mucho, pero al menos le aportó algo de cariño que necesitaba en esos momentos.

Andrea se estaciono delante de la casa de los Myers y vio a Julia llegar entre lágrimas, ambas chicas se miraron contrariadas, las dos tenían mala cara y pinta de haber llorado durante mucho tiempo.

Se preguntaron lo que había pasado y Andrea le contó lo que ya todos sabemos.

Julia en el jardín de su casa le contó que había ido al piso de Ashton a preguntarle por el atraco, habían discutido porque según él desconfiaba y habían roto, porque realmente si que sospechaba aunque fuera un poco de él.

—Tenías razón—Julia abrazó a Andrea—Ashton solo...—sollozó.

—No, no tenía razón—la miro—En ese momento no tenía motivos sólidos para soltar esa bomba, eran mis prejuicios los que hablaban y la incapacidad que tengo en tolerar que sientas dolor, el más mínimo, porque te quiero J y no quiero que sufras por nada ni por nadie, nadie merece ni una de tus lágrimas—sonrió levemente—Estoy segura que una sola lágrima tuya vale más de veinte de los grandes.

Julia rio sin ganas, gesto que imitó Andrea, sin duda ambas se sentían bastante mal pero al menos se tenían a ellas el antídoto que las podía curar de todo mal.

Pero esto no se quedaba ahí.

Ellas dos no eran la únicas chicas que conocíamos que tenían un mal día.

Lisa no estaba teniendo uno grandioso que digamos pese a lo que le dijera el orientador escolar se negaba a aceptar que estaba cayendo lentamente en una depresión y el ambiente de crispación que había creado sus padres en su casa no ayudaba.

—¡Y que sepas que estoy cansado de ti!—le chilló el señor Buzzoni a su esposa—¡Siempre estás con mierdas de que lo que le paso a Rebecca fue mi culpa por dejarla ir a ese maldito viaje! ¿Tengo culpa de que me haya mentido para irse con el imbécil de Aaron a San Francisco?

—¡¡Lo único que tienes que hacer es ocuparte de la puta casa!!—la señora Buzzoni tiró un jarrón al suelo—¡Y lo haces mal! ¡No tienes la casa en condiciones y mucho menos a nuestras hijas, porque desde siempre han dado problemas y ha sido porque eres un padre de mierda!

—¡Ah! ¿¡Yo soy el padre de mierda?!—también lanzo un jarrón—¿¡Quieres hablar de eso en serio?!

Lisa se escondió debajo de las sabanas deseando desaparecer.

Sin duda estaba pasando por un mal momento.

Nadie le prestaba demasiada atención en casa y a los consejos que recibía de sus amigos y de su novio hacía oídos sordos.

Alguien tenía que intervenir en la vida de Lisa y evitar que se acabarán hundiendo en ese pozo de tristeza y melancolía en el que vivía diariamente,  dónde añoraba a su hermana menor, que sus padres se quisieran y en general su vida antes del maldito sábado catorce de marzo.




Huyendo del amor.Where stories live. Discover now