CAPITULO 35

163 24 1
                                    



Por la noche, me siento en el sofá enfadado por mi propia depresión. Ye CanSheng lleva a Maní en brazos y un cubo de madera para regar las plantas. Se inclina sobre la ventana y riega las rosas salvajes.

Ahora ya me va dejando salir más y no cierra las ventanas. La brisa entra por la ventana abierta albergando una fragancia pura, tranquila y, sin embargo, no consigo deshacer el nudo de mi corazón.

Después de cenar, le he preguntado a DongYan cómo es que CanSheng me va a dejar salir. Él se ha reído astutamente y me ha contado que hay un libro debajo de la mesita del té y que la primera página era mi respuesta.

Obviamente, he corrido a buscar ese "libro celestial" y al ver la portada me han dado ganas de estrangular a CanSheng.

El título es: "Los secretos para cuidar a un perro", y lo primero que ponía en la página era: "Hay que sacar a pasear al perrito muy a menudo. ¡Los perros tristes, mueren!".

¡Que te jodan! ¡He arrancado la página allí mismo!

-¿Qué quieres decir con esto? Ye CanSheng, ¿me tratas como a un perro? ¿Por eso me has cortado el pelo? ¿Me has cepillado el pelaje? ¡Bastardo...!

Me hago un ovillo en el sofá, extremadamente disgustado por dentro y, a pesar de ello, él sigue regando las plantas muy contento.

–CanSheng...

–¿Mmm?

Cuando le miro a la cara, no me salen ninguna de las palabras que he estado guardándome. Él detecta mi comportamiento extraño, se da la vuelta, deja al perro en el suelo, se me acerca y apoya las manos en los brazos de la silla, capturándome entre sus brazos.

–YunSheng, ¿qué te incómoda?

Yo pongo mala cara.

–Nada...

Las hermosas cejas de Ye CanSheng se juntan y me toca la frente con preocupación. Casi me dan ganas de mover los ojos con exasperación. Le aparto la mano de un manotazo y le cojo por las mejillas con fuerza.

–¿Me parezco a esa cosa?

"La cosa" a la que me refiero es Maní.

Ye CanSheng mira a Maní, entonces me vuelve a mirar a mí, y responde:

–No.

–Muy bien. ¿Entonces por qué quieres sacarme de repente? – Le hago esta pregunta mientras le acerco la cara todavía más a la mía.

–Porque sino morirás. – Su expresión es totalmente solemne.

–¡¿Eh?!

–DongYan me ha dicho que eres como un perro. Si te tengo encerrado te pondrás triste y te morirás. – Habla con total seriedad.

–¡¿Sólo por esas palabras?!

O sea que mi huelga de hambre no fue lo suficientemente letal en comparación con esas palabras.

–Claro que no, ya te había prometido sacarte. Pero DongYan lo ha mencionado y yo he accedido, y... – Me acaricia la esquina de los ojos con suavidad. – Y pareces tener muchas ganas. No soporto verte triste...

Eso ya me gusta más. Le premio con un beso en la cara y empiezo a esperar con ansias la salida del día siguiente.

Llevo tanto tiempo sin moverme que pronto empezará a salirme moho. Todo lo que puedo hacer es abrazar a Maní y caminar alrededor del sofá. Ya me he recuperado de la debilidad que tenía en las piernas. Cojo al perro y bajo las escaleras... Ye CanSheng... Cada vez que se va cierra la puerta y las ventanas, así que no puedo salir a dar un paseo por el jardín yo solo.

ENFERMIZO TIRÁNICOWhere stories live. Discover now