CAPITULO: 44

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Últimamente, los recuerdos se han vuelto borrosos. La mayoría del tiempo me siento como si estuviese flotando. La cama es tan blanda que suele darme una sensación irreal.

Levanto la mano y miro el color azul de mis venas. No dejo de pensar en si son o no rojas. ¿Después de tanto Demonio Azul tendré la sangre azul, o ya ni siquiera me corre la sangre...?

He intentado darme golpes en la mano con la mesita de noche, pero tengo tan poca fuerza que no ha servido de nada.

Cuento y miro la manecilla del reloj de la pared moverse poquito a poco, sin parar. ¿A qué hora me he despertado? Ah... No me acuerdo.

Siento que la muerte sería mejor que vivir así, pero siempre acabo pensando en CanSheng y en su asombrosa apariencia. Los momentos que pasé con él me cruzan la mente como si nada y, entonces, dejo de estar dispuesto a morir.

Recuerdo cómo me decía que sin mí se volvería loco. Recuerdo que me dijo que me encontraría no importa qué. Recuerdo cómo me besó la comisura de los labios y me dio los buenos días con una sonrisa...

Calculo el tiempo. Debe haber pasado un mes y medio desde que empecé a someterme a ShangFan. Le dejo jugar con mi cuerpo como le de la gana, y le dejo abrazarme cuando quiere. Sin embargo, cada vez que entra en mi cuerpo, no consigo evitar fruncir el ceño.

No puedo controlar el desdén...

Debería estar acostumbrado ya, pero estoy un poco nervioso. No sé si lo que estoy a punto de hacer me ayudará a escapar de esta situación...

Miro al par de manos que tengo delante de mí. Están terroríficamente pálidas y puedo ver las venas con total claridad. Creo que si aguanto la respiración la gente podría pensarse que estoy muerto.

Cuando ShangFan entra con la comida, me apoyo contra la cama aturdido, en la misma posición que cuando se ha ido. Ni siquiera he cambiado la posición de mi pelo. Le miro como ausente, sin reaccionar.

No quiero que vea ninguna reacción.

–¿YunSheng? – Me llama.

No debo tener ninguna expresión en los ojos.

Él deja la comida en la mesita de noche, extiende las manos, me coge y me pone sobre sus piernas. Estoy acostumbrado a estos movimientos. Tengo el cuerpo tan débil que parece que no tengo huesos. Apoyo la cabeza sobre su pecho y, a partir de ahí, no me vuelvo a mover.

–¿Tienes sueño? ¿Duermes todo el día y aun así tienes sueño?

Estira sus dedos fuertes y me levanta los cabellos sueltos de la frente. Tengo el cabello tan largo como lo tenía al principio, aunque no sé cómo estoy porque hace un mes que no me muevo de la habitación.

Siento que todas mis células han perdido su vitalidad. Se ocupan de mí como si fuera una persona en estado vegetal. Duermo de día y de noche, él entra en mí sin parar.

ShangFan es como CanSheng: le gusta abrazarme mientras duerme, por lo que es mucho más insoportable a lo que estoy acostumbrado.

Me abraza, se aferra a la parte trasera de mi cabeza y me envuelve con sus brazos. Me cuenta lo que le ha pasado durante el día: las cosas buenas y las malas. Y desea que me alegre de sus éxitos y me entristezca por lo que no le va bien.

Me obliga a fluctuar mis emociones según sus cambios de humor.

Los recuerdos de CanSheng me atormentan constantemente. Pienso en su cara, su voz y el dolor que me daba. Sí, hasta aprecio los recuerdos de su dolor...

ENFERMIZO TIRÁNICOWhere stories live. Discover now