CAPITULO: 38

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La puerta se abre haciendo un sonido. En cuanto veo la punta del zapato de ShangFan dentro me muevo con todas mis fuerzas. ¡Matarle es mejor que dejar que me secuestre!

Todo ocurre en cuestión de segundos. Ni siquiera puedo procesar lo que me pasa cuando, de repente, estoy en el suelo.

ShangFan me mira y le ordena al hombre que tiene al lado:

–8Cero, bájalo.

Ahora me doy cuenta de quién es el que me ha tirado al suelo. Esa persona es tan silenciosa como un fantasma y sus movimientos son rápidos y fuertes. Todavía siento nauseas e incluso se desencadenan un torrente de olas de dolor con solo respirar.

–¿Tienes miedo? – Levanta las esquinas de los labios hacia arriba.

Está de pie delante de mí cogiéndome por el cuello de la ropa y me recoge del suelo sin suavidad alguna.

Muevo la mano por delante de la cara como para despertarme de esta pesadilla.

–¡Hijo de puta! ¡No me toques!

Me coge de la mano y él me devuelve una bofetada en la cara.

–Te he mimado demasiado.

–Jajaja... – Me trago la sangre de la boca y me rió de él con burla. – ¿Mimar? ¿Estás demente?

La mano que me sujeta me dobla el cuerpo. Yo aprieto los dientes y me trago los sollozos.

–Se me había olvidado. No sabes cómo hago las cosas.

–¡Sólo un fantasma lo sabría! ¡Pervertido anormal!

Tengo la mano detrás de mí. Mi constitución es débil por lo que empiezo a temblar. Veo reflejos negros pasándome por delante de los ojos.

–¿Anormal? ¿Y tú? ¿Te gusta tener tantas cicatrices?

Desliza la mano por debajo de mi camisa y la va subiendo lentamente hasta cogerme del pezón y ejercer mucha fuerza. Se me pone rígido el cuerpo y se me entumece la parte baja del abdomen. Es diferente a cuando Ye CanSheng me toca. Es tan asqueroso que me dan ganas de vomitar.

–¡No me puedes tocar! ¡Piérdete!

–¡Guau! ¡Guau!

Maní , de repente, se va contra ShangFan saliendo de su escondite. Sin embargo, es demasiado pequeño y su fuerza no sirve de nada, por lo que ShangFan se deshace de él con una patada.

Maní no se atreve a acercarse más por el dolor. Se hace un ovillo a un lado y sigue enseñándole los dientes.

Me muerdo los labios. No pienso mostrarle mi debilidad. La situación actual me da asco.

–Ya lo estás sintiendo. ¡Ye CanSheng debe hacerte el amor con bastante frecuencia!

–¡No puedes... mencionar... ay... su nombre!

Noto una sensación pegajosa por detrás del cuello que se extiende por el resto del cuerpo como si fuera una corriente eléctrica.

–Si no quieres que lo mencione, no lo haré. Me temo que no hará falta hacerlo nunca más.

Pierdo la respiración.

–¿Qué quieres decir?

El aroma de ShangFan me entra por la nariz. Sigue siendo una fragancia peligrosa, perezosa, caliente y seca.

–Quiero decir que todo depende de si sobrevive a esta noche... – Su voz resuena.

–¡Tú...!

ENFERMIZO TIRÁNICOWhere stories live. Discover now