CAPITULO: 39

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Nunca me había sentido tan débil. Jamás había estado tan frágil, ni siquiera cuando me negué a comer. De repente recuerdo el líquido azul de la aguja...

¡Maldita sea!

Ni siquiera puedo levantar las manos para golpear el suelo. Me quedó allí tumbado boca abajo, extremadamente aturdido. ¿De verdad voy a tener que rendirme a las exigencias de este hombre? ¡Vaya broma!

Me tiembla el cuerpo al escuchar los pasos que cada vez son más pesados y más claros. Tan claro es el sonido que hasta noto como tiembla en suelo debajo de mí.

¿ShangFan?

Abro los ojos como platos, asustado y tumbado en el suelo. Sí, es miedo.

Sus intenciones hacia mí siempre han sido de dominación total. No hay ni una pizca de sentimientos humanos. ¡Es claramente malvado!

Ni siquiera sé si debería preguntarle sobre Ye CanSheng. Mucho me temo que su respuesta no será la que yo quiero oír... En mi corazón estará bien, cien por cien de probabilidades de estar a salvo.

¡Vendrá por mí!

Los pasos se me acercan poco a poco, pero mi cara está mirando al otro lado y esa postura me hace incapaz de ver quién es la persona que ha entrado, hecho que sólo aumenta mi miedo.

Mis oídos se agudizan por el nerviosismo. Justo entonces, los pasos desaparecen. Mi corazón se detiene y la puerta se abre.

Mi cuerpo tiembla violentamente acompañado por los sonidos de la puerta, pero, aun así, no me puedo mover.

Los pasos se me acercan y se paran a mi lado.

–Qué desobediente. Hace frío. Si te quedas en el suelo te resfriarás.

–ShangFan...

–No está mal, tu cerebro sigue claro. Parece que el Demonio Azul es provechoso.

Agacha el cuerpo y me abraza. Mi cuerpo cuelga y lo odio. Le miro de mala manera.

–¿Qué Demonio Azul?

Él se queda callado y me muestra una sonrisa que me recuerda al frío de Setiembre.

–Es una medicina para hacer que seas más obediente.

Me sube a la cama lentamente y me tapa con una sábana.

–Como ahora.

–¡Tú...!

¿Quiere hacerme seguir viviendo así el resto de mi vida?

–No te preocupes, el Demonio Azul no tiene ningún efecto secundario.

Le cojo de la manga.

–¿Por qué te estás esforzando tanto en esto?

No lo entiendo. Nos conocimos de pura casualidad, ¿por qué llega a estos extremos por mí?

Su apariencia cambia. Me coge la mano con la que me aferro a su manga y tira de mí para levantarme y posicionarme sobre su rodilla. Entonces, me coge la barbilla y me gira la cabeza.

–Mira la foto.

Se me hiela toda la sangre del cuerpo. La persona de la foto se parece muchísimo a mí, aunque al mismo tiempo no se parece en nada. Yo no llevo gafas y es obvio que es una foto de hace años. La persona que tiene al lado... ¿Es ShangFan de joven?

–Se parece mucho a ti, ¿verdad?

Mis extremidades se quedan de piedra.

–Es tu padre.

ENFERMIZO TIRÁNICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora