𝐄𝐏𝐈𝐆𝐑𝐀𝐅𝐄

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CUANDO VENUS ROSIER NACIÓ TODO ERA UN CAOS EN EL MUNDO MÁGICO. La primer Guerra Mágica se estaba llevando a cabo, y siendo su familia mortífaga, solo ponía en riesgo su vida. Ha diferencia de como todo el mundo creía que iba a pasar, fue Evan Rosier quien quedó enamorada de su pequeña bebe. No hubo día que no jugará con ella, hablará o simplemente observará a la niña, era se pequeña bendición.

Su madre, en cambio, no parecía está muy a gusto con la niña, la miraba con cierto recelo, y sentía que algo malo le ocurriría a su marido si no dejaba de cuidar tanto de la niña. Por otro lado, Venus fue recibida con los brazos abiertos por su hermano mayor, Ares Rosier quien estaba todo el día revoloteando por alrededor de su hermana. El niño de apenas tres años entendía que algo malo estaba sucediendo en su mundo, su padre muchas veces se lo había dicho.

—Estamos en guerra, campeón —le decía su padre siempre que el pequeño lo veía irse con su máscara de mortífago—, una guerra en la que los magos verdaderos estamos destinados a ganar. No tienes nada de qué preocuparte, esto que hacemos tu madre y yo es por ustedes para que crezcáis en un mundo mejor y justo. Esta será la última misión que el Señor Oscuro me dé por un tiempo, estaré aquí en casa para cuidar de vosotros dos, todo saldrá bien Ares.

Es irónico de cierta forma que esas fueran las últimas palabras que escuchó de su padre, porque después de esa misión Evan Rosier no regresó jamás.

—Murió como un héroe —sollozaba su madre en los brazos de su tío Felix. Aunque para Ares eran palabras carente de emoción.

Ese fue solo el principio de todo, semanas después de la muerte de su padre, su madre comenzó a actuar de una forma un tanto extraña que lograba asustar al pequeño. Había comenzado a llevar unos vestidos muy extravagantes, y aunque eran totalmente negros, cualquiera que viera a su madre con ese traje se voltearía a verla más de una vez. Su pelo que siempre había estado bien peinado y recogido ahora caía suelto y alborotado, sin importarle si parecía una loca. Y es que realmente algo fallaba en la mente de su madre, Ares lo tenía claro, veía esa especie de locura en sus ojos, esa ansias de matar, y, sobre todo, una sumisión insana hacia Lord Voldemort.

Cuando Voldemort cayó, vencido por Harry Potter, la locura de su madre creció y ya no solo la locura estaba impresa en sus ojos si no en sus actos. Gritaba y reía como a una loca, asustando de sobremanera a la pequeña Venus que apenas tenía un año. Ares hacía de todo para evitar que su madre se acercará a su pequeña hermana. Dormía con ella, se duchaba con ella, comía con ella, jugaba con ella, hacia todo con la pequeña. Le había prometido a su padre que la protegería de cualquiera que quisiera dañarla, y su madre pretendía hacerlo, estaba muy equivocada si creía que se lo iba a permitir.

La noche del horror, como Ares la llamaba, ocurrió un 3 de noviembre de 1981. El tío Felix les había dicho que tenía que ir al Ministerio a hacer un par de declaraciones, Ares casi le rogó que les dejará ir con él que no querían quedarse solos. Pero su tío se justificó diciendo que solo serían un par de horas. Cuando Felix abandonó la mansión, Ares se encerró junto a su hermana en su habitación, sabía que algo iba mal, lo sabía desde que vio a su madre marcharse del comedor con una sonrisa malévola.

DEMONS, draco malfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora