Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
❝TRES HERMANOS SALIERON A PASEAR UN DÍA:
EL PRIMERO REGRESO A CASA EL SEGUNDO DESCUBRIÓ SUS ORIGENES, Y EL TERCERO LLORO UNA PERDIDA ❞
A VECES SOLO HACE FALTA ALGO DE MAGIA PARA QUE LAS COSAS CAMBIEN. ALGO TAN PEQUEÑO Y MINÚSCULO QUE TE HAGA CAMBIAR TOTALMENTE DE PARECER.
En este caso, ese algo pequeño y minúsculo fue un bebe de cabellos azules tan salvajes como las olas del mar mediterráneo y unos ojos oscuros que nada envidiarían al ojo de un huracán.
Teddy Lupin fue la salvación de unos corazones apagados por la desesperanza. Siempre se dice que cuando una vida se va, el universo te recompensa con otra nueva. Venus siempre pensó que una persona no podía valer más que otra, pero en aquel momento, con Teddy entre sus brazos, se vio a ella misma dando su propia alma al diablo con tal de poder cuidarlo de cualquier mal que se atreviera a profanar su tranquilidad.
Se prometió que él tendría todo lo que ella nunca tuvo.
La primera vez que Venus cogió a un recién nacido fue en una desprolija habitación del hogar de los Lupin después de largas horas de parto.
—¿Seguro que puedo cogerlo? —preguntó con miedo.
La mano de Remus colocaba la cabeza de su hijo, al cual miraba con completa y total adoración.
¿Cómo podía haber hecho algo tan pequeño y bello?
—Solo tienes que relajarte —explicó el hombre alejándose de la niña—. Los bebés son más listos que lo que puedes llegar a pensar, él mismo buscará la posición más cómoda.
Y tenía razón, él siempre la tenía. Teddy se removió entre los brazos de Venus hasta quedar con la cabeza recostada sobre su pecho. Suspiró y abrió sus ojitos, permitiéndole a Venus perderse en esos ojos negros que tan encandilada la tenían.
—¿Cómo está, Dora? —preguntó la muchacha sin poder apartar su mirada del bebe.
—Descansando, ha sido todo una campeona —aseguró Remus con orgullo.
—Estoy muy feliz por ti, Remus —habló Venus con dulzura en su voz—. Al fin tienes la familia que siempre te mereciste.
El hombre apoyó su mano sobre la cabeza de su ahijada.
—Te tenía a ti, y eso es todo lo que me hacía falta. Esto —señaló a Teddy con completa adoración mientras negaba— es mucho más de lo que alguna vez he podido soñar.
A Venus le dolían las mejillas de sonreír, pero le daba igual. El momento fue interrumpió por Ares, que entró a la habitación con tranquilidad.
