2. xxix. the escape

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LA HUIDA

¿ALGUNA VEZ HABEÍS SENTIDO ESA EXTRAÑA SENSACIÓN DE NO SER CAPAZ DE CONTROLAR TUS PROPIOS MOVIMIMIENTOS?

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¿ALGUNA VEZ HABEÍS SENTIDO ESA EXTRAÑA SENSACIÓN DE NO SER CAPAZ DE CONTROLAR TUS PROPIOS MOVIMIMIENTOS?

De que solo eres un mero espectador que escucha voces lejanas.

Así era exactamente como se sentía Venus en aquel momento. Había escuchado claramente como Snape ordenó que salieran de allí.

Había sentido como los dedos temblorosos y fríos de Draco se aferraban a su mano, tirando de su cuerpo hacia fuera de la torre.

Sin embargo, aunque su cuerpo estuviera presente, su mente no.

Delante de sus ojos, y a cámara lenta, la figura de Dumbledore cayendo se desvanecía una y otra vez.

El miedo le oprimía el pecho.

Pasaron por medio de toda la pelea, como si esta no fuera con ellos.

—¡Al suelo! —escuchó gritar.

El cuerpo de Draco cayó sobre el de Venus.

Alguien había mandado una maldición hacia ellos, provocando que un trozo de pared se derrumbara.

Los ojos asustados de Draco analizaron el débil rostro de su novia tan pálido como la nieve.

—Rosy —llamó angustiado—, respira.

Una larga bocanada de aire fue tomada por Venus, como si las palabras de Draco le hubieran sacado de su ensoñamiento.

—Está muerto —susurro sin ocultar su temor.

Draco tragó sonoramente mientras se levantaba del suelo.

El oscuro pasillo estaba invadido por una nube de polvo, pues se había caído una parte del techo también.

Venus se levantó y buscó su varita entre sus bolsillos.

—Esta no es nuestra lucha, tenemos que irnos —volvió a ordenar Snape.

Los dos adolescentes asintieron sin reprochar.

Snape fue el primero en desaparecer por la esquina, seguido por Draco, pero Venus no.

Ella frenó para observar durante unos segundos la pelea.

Maldiciones y hechizos se alzaban sobre las cabezas de sus amigos y profesores.

Pero hubo algo que llamó su atención, el pequeño cuerpo de una pelirrosa en el suelo que a duras penas rechazaba las maldiciones de un corpulento mago rubio que movía su varita a diestro y siniestro, haciendo que los rayos de luz rebotaran en las paredes, resquebrajaran la piedra y destrozaran las ventanas.

—¡Dora! —gritó asustada.

No le importó los llamado que Draco y Snape lanzaron a sus espaldas. Simplemente no podía dejar que ese hombre dañará a Tonks.

DEMONS, draco malfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora