tenías que ser tú; trueno

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NORA

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Acepto la solicitud sin pensarlo mucho, el chico me cae bien y no me vendría mal hacer más amigos aparte de Kylie.

Me siento en la cama y procedo a stalkearle, no tiene muchas fotos y las que tiene aparece encima de un escenario, ¿es cantante?

Hay varias fotos en las que sale con otro chico bastante mono y descubro que es un tal Trueno. Debido a que soy una cotilla (les mentí, sí que lo soy), entro a su perfil y analizo las imágenes que hay en el...  ¿No es Mateo, el mejor amigo de Camilo?

@kmi420

que pasa reina?

Visualizo el mensaje y le doy click.

Hola

te ha entrado alguna duda mientras me
stalkeabas?

¿Cómo sabe eso? Me muerdo la uña nerviosa.

Qué?

se te escapó un like

Como no, soy un puto desastre.

Eres cantante?

más o menos, le hago los coros a trueno

Entonces el cantante es Mateo, cosa que era obvia viendo los 4.7 millones de seguidores que tiene.

Le haría más preguntas pero no le quiero incomodar, por lo que me despido de él poniendo de excusa que debo hacer los deberes que han mandado y bloqueo el móvil.

Bajo a la cocina para buscar algo de comer y encuentro un tapper en la nevera con lo que parece ser canelones, Melanie tan atenta como siempre. Lo meto al microondas y espero pacientemente.

Es mi comida favorita ya que desde pequeña solíamos comer eso todos los domingos, en definitiva es un plato que me recuerda a ellos.

Suena el pitido, lo saco, lo cojo y voy con el al salón. Enciendo la televisión y busco cualquier cosa para ver mientras disfruto de esa delicia.

Estoy a punto de meterme el tenedor en la boca cuando llaman a la puerta, ¿quién será ahora?

Me dirijo allí cuando tocan otra vez, grito un ya voy y abro. De frente tengo a Mateo y Camilo, este último mirándome con una sonrisa.

— No entendemos nada — alza con la mano lo que identifico como el libro de matemáticas.

— Eh... — no sé bien como reaccionar.

— ¿Podemos pasar?

Miro a Mateo y le noto incómodo, no quiero ser maleducada por lo que les dejo entrar.

— Que bien huele, ¿estabas comiendo?

Asiento con la cabeza mientras retiro el plato de la mesa y apago la televisión.

— Pensaba que estabas haciendo los deberes...

— Estaba — miento.

Voy a la cocina y dejo el plato, luego abro la nevera, agarro dos latas de CocaCola y regreso al salón.

— Tomad.

Los dos murmullan un gracias, llevan cinco minutos aquí y recién escucho a Mateo.

— De nada, ¿en qué os puedo ayudar?

No me considero una experta en matemáticas pero me defiendo.

— Veras, esto de aquí... — el sonido de una llamada le interrumpe.

— Mierda, perdonen — se levanta y sale fuera dejando la puerta entreabierta.

Miro a Mateo sintiéndome ahora yo incómoda, ¿qué tema de conversación le puedo sacar a un chico de pocas palabras?