19

2.9K 146 1
                                    

MATEO

❁══════❁

Después de que se fuera intenté darle espacio, de verdad que sí, pero cuando empezó a beber sin freno tuve que intervenir. Observé como atravesaba el salón con el móvil en la mano y no dudé en seguirla, se sentó en el bordillo de fuera y mantuvo una conversación corta con quien estuviera al otro lado de la línea. Luego de colgar se levantó visiblemente borracha y se topó conmigo, la obligué a salir de ahí y fuimos hasta su casa.

Las luces estaban apagadas y la puerta seguía cerrada con llave, por lo que dudé en si había alguien dentro. Nora me lo confirmó y maldije en mis fueros internos, no la podía dejar sola en ese estado, ¿y si me necesitaba en medio de la noche? ¿Si empezaba a sentirse realmente mal? Me convencí a mi mismo que esos eran los motivos reales e ignoré mi emoción por dormir junto a ella.

Una vez en la cama, no tardamos mucho en ceder ante el sueño.

٭٭٭

Un rayito de luz que impacta justo en mi cara hace que me despierte, al principio me encuentro perdido hasta que recuerdo dónde y con quien estoy. A mi lado Nora duerme plácidamente y aprovecho para observarla más detenidamente: sus pestañas kilométricas, el pequeño lunar al comienzo de su nariz, sus gruesos labios...  ¿He dicho ya que esta chica es preciosa?

Me levanto, cierro la cortina para evitar que el sol la despierte y me meto en el baño para asearme.

Salgo momentos después, cojo el móvil que silencié anoche y me sorprendo ante la cantidad de llamadas perdidas que tengo de mi padre. Le envío un mensaje para que sepa que sigo vivo y que no me ha pasado nada mientras bajo a la cocina y preparo el desayuno tarareando Atrevido.

Diez minutos después, dos platos de huevos revueltos con tostadas y zumo recién exprimido de naranja reposan sobre la isla de la cocina, lleno un vaso de agua y subo a despertar a Nora.

— Nena — le acarico la cara.

— Hmmm... — gira dándome la espalda.

Rodeo la cama hasta tenerla de cara otra vez y me pongo de cuclillas a su lado.

— Despierta... — le aparto el pelo del rostro con cuidado.

Dos faros grises me miran y por un segundo me pierdo en sus ojos.

— Se nos va a enfriar el desayuno — susurro.

Se incorpora apoyando su espalda en el respaldo de la cama.

— ¿Qué hora es?

— Las once y media — digo mirando el despertador. — Bueno te espero abajo, bebete el agua — vuelvo a hablar ante su silencio.

No tarda mucho en venir y lo que lleva puesto casi causa que me atragante con el zumo, lleva mi camiseta. Repaso su cuerpo sin ningún pudor y cuando llego a su cara está sonrojada.

— Era lo primero que tenía a mano... — explica sentándose junto a mi.

Al tomar asiento se la ha subido y deja al descubierto gran parte de sus muslos, asiento tragando saliva y me centro en la mesa.

— Come — señalo con la cabeza el plato.

Me hace caso y desayunamos en silencio mientras yo pienso en todo lo que sucedió ayer, en algún momento debemos hablar sobre ello.

— Gracias por quedarte — la voz de Nora interrumpe mis pensamientos.

— No podía hacer menos, ¿cómo te encuentras? — pregunto apartando mi plato vacío.

— Podría estar mejor — responde pasando el tenedor vagamente por los huevos revueltos para luego dejar el cubierto en la mesa.

— Mateo, sobre lo de ayer...

La presto atención cuando mi teléfono vibra en la mesa y el nombre papá ilumina la pantalla. Me replanteo colgar pero algo me dice que no lo haga, así que lo agarro, me disculpo con ella y descuelgo.

— Pa —respondo seco.

¿¡Mateo!? — suena alterado y eso me alerta.

— ¿Qué pasa, va todo bien?

Tienes que venir, es Emi.

tenías que ser tú; truenoWhere stories live. Discover now