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Capítulo I

Mar

"And I've always lived like this

Keeping a comfortable distance

And up until nowI had sworn to myselfthat

 I'm content with loneliness " Paramore

Sus pies se hundían en la arena de la playa. Era de noche y la sensación fría en la planta de los pies era aun más placentera que por la tarde. Sentada de tal manera que podía abrazar sus piernas y recargar su barbilla en las rodillas, escuchaba las olas rompiendo en la orilla no muy lejos de donde estaba. Había llegado a aquel lugar buscando a Lisa. No sabía cuanto tiempo había pasado desde que el sol se había metido, ocultándose por el borde de la tierra, había tocado el mar y había provocado una sensación de vacío al rededor. Lisa se había ido de aquel lugar desde hacía mucho tiempo.

Ahí sentada, con la única compañía que podía brindarle su teléfono, levantó su vista, por arriba del mar, podía apreciar un mil estrellas, el cielo se encontraba despejado y la luna en el centro de todo aquello. Un espectáculo que solo la oscuridad de la costa podía ofrecerle.

Era una ciudad hermosa, la bahía estaba iluminada por los grandes hoteles a lo largo de la playa. Edificios de gran altura era el paisaje idóneo del turismo. Las ventanas encendidas de los edificios, posiblemente de los huéspedes hospedados en las habitaciones, reflejadas así en el mar, daba un espectáculo que, sin duda, era maravilloso. Un barco mar adentro hizo que enfocara su vista hacia él, lanzaba un sin número de fuegos artificiales. La oscuridad del mar y el cielo se habían iluminado con colores aleatorios y explosiones habían sustituido el ruido del mar. Ya no había una división entre el mar y el cielo. Sin duda era un paisaje inolvidable.

Bajó la vista hasta su teléfono que vibraba incesante a su lado en la arena. Frunció el ceño al mirar el nombre en la pantalla.

- ¿Qué quieres? – Contestó, no le importó el tono seco que había empleado.

- No me cuelgues otra vez, por favor – escuchó el pánico en la voz de su interlocutor.

- Tienes un minuto para convencerme de no colgarte ... - Le dio la oportunidad aunque sabía que cualquier cosa que le dijera, iba terminar colgando.

- No puedes ir colgando a la gente así porque sí....

- Cincuenta segundos...

- Vale, vale – dijo él. – Sé que no me dirás dónde te encuentras, pero mañana necesito me confirmes que estarás en Seul. Es importante tu presencia en la reunión.

- No puedo confirmar eso, salí del país – contestó sin ganas, escuchó como su interlocutor resopló.

- Es miércoles, Rosé... – Esperó un segundo antes de continuar – No puedes desaparecer y dejarme a mí a cargo de medio centenar de cosas.

- Necesitaba arreglar un asunto. – cerró los ojos mientras soltaba esa oración, no había solucionado nada. Ni cerca de estarlo. - ¿Puedes conseguirme más tiempo?. – preguntó un poco preocupada. Silencio.

- ¿Puedes conseguirme un aumento? – Por fin contestó él. Ella río un poco. Abrió los ojos.

- No, pero puedes hablarle a mi representante.

- Yo soy tu representante y apruebo el aumento. – río. – Saldrá de tu cuenta de cheques. Tienes hasta el domingo. El lunes te quiero aquí. – Rosé resopló.

- ¿No puede ser un mes?

- No. Después de la junta volamos a París. Rosé, cuento que estés aquí el lunes, promételo. – Contestó, realmente podía escuchar la preocupación en su voz.

- Lo siento, Tae, lo haré. Nos vemos el lunes.

Colgó y arrojó el teléfono en la arena. No importó si se ensuciaba un poco, se recostó y miró al cielo, una estrella fugaz pasó ante sus ojos. Suspiró. Tenía que encontrarse con Lisa antes del domingo. Cubrió su ojos con sus manos. Genial. Menos tiempo. Genial, genial, genial. Pensó.

¿Cómo?. Se preguntó una y otra vez. Nunca se habían visto en persona. Dudaba mucho que Lisa la reconociera con ese aspecto, así, sin duda tenía que ser un encuentro casual.

¿Casual?. Resopló otra vez, no podía saber si era por pura frustración, inicio de llanto o de risa.

- Hola, amor, soy Rosé, pero todos me conocen como Park Chaeyoung en Corea, no importa mucho... - dejó de cubrir su rostro y volvió a mirar al cielo. Continuó con su monólogo - ¿... vamos por un helado?.

Casual.

Era ridículo. Más que ridículo. Rosé sabía lo ridículo que se escuchaba. Lisa nunca iba a perdonar aquello. 



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A. I. A  

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