VIII

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Capitulo VIII

Rosé

Ella había entrado tan rápido que casi se había perdido de vista, Jisoo se había quedado atrás. Había tropezado con la arena al intentar alcanzarla. Lisa solo atinó a girarse un momento para ver a su amiga en la arena gritando toda palabra altisonante que podía en coreano.

Corrió aun más, no podía perder su teléfono. No tenía dinero en ese momento para remplazarlo y tenía muchos números irreemplazables. Sobre todo el de Rosé.

Entró al hotel parándose un momento, respirando agitadamente mirando a todos lados. Había mucha gente en Loby, moviéndose, reconocía a uno que otro compañero de juego, ahora sin uniforme, algunos otros seguían dando entrevistas. Pudo verla a lo lejos, caminaba con prisa, pero elegante y ligera, como si el piso fuera suave en sus pies. Lisa suspiró cuando la ubicó a lo lejos, dirigiéndose hacia los ascensores.
Estaba quitándose la gorra, unos segundos tarde y no la habría reconocido sin aquello. El cabello rubio le cayó rebelde por su espalda. Lisa se quedó observando, ahí estaba, traía el teléfono en la mano. Tenía que darse prisa o la perdería en el ascensor. Comenzó a correr de nuevo. Estaba todavía muy lejos.

Un flash la distrajo de la joven, alguien había fotografiado a la chica, la rubia solo paró un segundo para saludar con una mano a aquel reportero.

Lisa se percató que ella no era la única interesada en la rubia. ¿Quién era ella?

Se impulsó con más energía en sus pies para poder alcanzarla cuando esta se metía al ascensor.

Por favor que no se cierren. Pensó y estuvo a punto de chocar contra las puertas cerradas, pero logró adentrarse rosándose contra ellas.

- Mi teléfono ... - Dijo en cuanto entró. Sentía dolor en los brazos que habían golpeado las puertas, pero no pudo evitar extenderlas para que le entregara el teléfono. Su vista estaba puesta en aquella mano sujetando fuertemente su celular.

- Lo... lo siento... - Dijo Chaeyoung. Colocando el teléfono en sus manos. Lisa levantó la vista hacía la Rubia.

Se encontró con unos ojos color avellana mirándola muy sorprendidos.

¡Oh... cielos!

Solo logró pensar en aquello. Suspiró suavemente, esos ojos la habían tomado por sorpresa. Recorrió lentamente ese rostro que estaba expectante mirándola. Sus labios estaban entre abiertos, pequeños y rosas, limpios y naturales, el inferior un poco más grande, sus mejillas sonrosadas y sus pómulos ligeramente contorneados y rellenos. Su nariz pequeña y redonda se le hacía familiar. Su cabello adornaba enmarcando su rostro, ahora que estaba a la luz, podía ver que tan blanca tenía la piel y que tan bella era ella.

Volvió a robarle un suspiro aquella joven, tanto que le quemó volver a tomar aire.

La joven sonrió levemente mirándola. Pudo observar como sus mejillas se tornaban un poco más sonrojadas.

- No me di cuenta que lo tenía en mi mano... - Dijo y se llevó un mechón de cabello detrás de la oreja, bajando su mirada al suelo. Lisa había tenido el impulso de tomar aquel mechón de cabello y acomodarlo ella misma.

- Lo siento. – atinó a decir Lisa cuando logró respirar y acomodar sus pensamientos. ¿En qué rayos estaba pensando?.  Dando un paso hacia atrás, pegando su espalda a las puertas del ascensor continuó hablando. – Yo no quería molestarte, solo que necesitaba mi teléfono.

La joven no dijo nada, solo asintió. Su mirada ahora se concentraba en el suelo. Por lo menos ya no traía aquella gorra. 

Era verdaderamente hermosa. El corazón de Lisa latía con mucha fuerza, tenía que tranquilizarse. No sabía si era por haber corrido tanto o por la chica que tenía frente a ella.  

BridgesWhere stories live. Discover now