XXIX

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Puente

Le estaban dado los últimos retoques en el rostro, el rimel se había corrido un poco de sitio y le molestaba un poco. Se miró en el espejo, su rostro era perfecto ahora, estaba a unos cuantos minutos de abrir los juegos. Sentía un sin fin de nervios, el miedo también la inundaba, los ojos del mundo estarían puestos en ella. Sí, no era la única que se presentaría en la apertura, pero presentarse ahí ya era una hazaña que quedaría en la historia para ella. En su mente y probablemente en su alma.
Habían pasado casi tres meses de su viaje a Tailandia y se había recuperado un poco, centrando toda su fuerza, frustración y ansiedad en su debut. Una semana, después de aquel viaje; su MV se estrenó en Corea y todo el primer mes se dedicó a las presentaciones en los programas de música, en los shows y redes sociales. Al público le había encantado. La presentaciones eran excepcionales y las críticas no paraban de elogiarla. Entrevistas, pasarelas y portadas de revista la habían mantenido ocupada. Más de lo normal, por supuesto.
Park Chaeyoung era la estrella del momento, su carrera ahora era extraordinaria e iba sin duda en ascenso, rompiendo sus propios récords en ventas y premiaciones.
Rosé por otro lado estaba ausente. No había señales de que estuviera viva ahí dentro. Habían acabado con ella esas noches en vela, la angustia latente y los ataques de pánico a media noche la tenían muerta en vida. Ya no había lágrimas que salieran, porque dentro se sentía vacia, las pesadillas de Lisa dejándola una y otra vez se habían vuelto rutina cada noche, las vivía a sangre viva tanto que le asustaba irse a dormir, no podía ya distinguir cuando soñaba porque se sentían como el primer día.
La ausencia de aquella chica con la que había hablado todos los días desde hacía casi un año y que se había convertido casi en un elemento esencial, en un fragmento de ella misma y de su desgastada alma, se había esfumado. En un sueño efímero y cruel.
Extrañaba a Lisa, cada día, cada minuto de su existencia. Dolía no tenerla, aun más que cualquier otra cosa en el mundo, no escucharla, no saber de ella y preguntarse todos los días que estaría haciendo la tenía agotada. No podía ya consolar a su corazón y no podía dejar de pensar en un mundo sin Lisa, no podía acostumbrarse a su ausencia.
Se arrepintió de haber viajado, de conocerla en persona porque se había hecho incluso más dependiente, haberla probado en un beso tan perfecto le había sido la peor arma para descolocarla y hacer más insufrible esa situación. Ahora aquel beso le sabía a olvido. Haberla tenido y perdido de esa forma era lo que más la acongojaba.
Debía haber esperado hasta los juegos. Debió haberlo hecho mucho mejor. Debió haber sido mucho mejor para Lisa. Alguien que valiera la pena, que no mintiera como lo había puntuado la misma Lisa y tenía razón. Le había mentido a diestra y siniestra a sus conveniencia, que a pesar de sus buenas intenciones, había sido una mentira, hubiese por lo menos, luchado por cualquier cosa que tenían ambas.
Se sentía culpable, se aborrecía a sí misma, quería a Lisa con ella. La había querido en su vida y ahora estaba sola. Lisa probablemente había vuelto con Jennie o quien sabe con quien ahora que estaba libre. La sola idea le causaba un vuelco en el estómago. Pensarla con alguien más le era dolorosamente insufrible, pero lo merecía, pensaba, merecía ese sentimiento porque ella se lo había buscado.
Se removió ahí sentada en su sala de espera, a punto de entrar al escenario. Habían ya presentado a los deportistas. No sabía si Lisa y Jisoo habían logrado clasificar, no sabía si Lisa estaba en el país ahora. No quiso indagar, ni buscar y mucho menos preguntar. Temía hacer una locura si lo sabía. ¿Rogarle quizá? ¿Llorarle? Incluso más de lo que ya le lloraba todas las noches. Lisa no había dejado indicaciones para que su alma la soltara.
Era mejor no saberlo, actuar como si no estuviera ahí, porque si lo pensaba tan solo unos segundos su cuerpo comenzaba a temblar y los escalofríos eran muy difíciles de controlar ya a esas alturas.
- ¿Lista? 5 minutos. - Dijo Tae en la puerta. Ella asintió no muy convencida y lo siguió. Alguien en el camino iba colocándole los cables correspondientes en el oído. Vestía totalmente de blanco. Una pequeña falda corta hasta la cintura y un top del mismo tono, dejando al descubierto una parte del abdomen. Cabello agarrado en una trenza despeinada, casual pero esa era la intención. Se veía atractiva, increíblemente atractiva y Rosé lo sabía.
No le preocupaba la presentación, no. Ya lo había hecho, la práctica y su buen control en el escenario lo hacía más sencillo, pero temblaba. ¿A quién engañaba? Saber que Lisa estaría presente la hacía temblar, que la estuviera mirando. ¿Y si estando la presentación se la encontraba entre el público?. Claro que era bastante improbable encontrarse con ella, seguramente había un sin fin de deportistas rodeando el escenario. Había un porcentaje muy bajo para que sucediera, por no decir ridículo. Aunque la idea la ponía nerviosa. Se aferró a esa idea, segura del porcentaje, apretando el micrófono en su mano. Se colocó en su lugar, en la pequeño puente que iba a elevarse desde debajo del escenario para posicionarla en el evento. Tomó aire antes de sentir la tabla moverse. Ahora sí estaba lista.

BridgesWhere stories live. Discover now