IV

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Capítulo IV

Tiempo

Se colocó la sudadera después de salir de la cancha. Jisoo hizo lo mismo y comenzó a alejarse, Lisa fue tras ella. El coach se encargaría de llevar sus cosas adentro del hotel. La gente aplaudía desde las gradas, eran fieles admiradores del deporte o simples curiosos y posibles patrocinadores. Miro a las gradas para saludar con una mano y una sonrisa, despidiéndose, reconocía unas cuantas caras. Fieles admiradores se repitió. Los recordaría cuando tuviera la medalla. Era para ellos.

Entraron al gran hotel, uno de los más grandes y costosos de la ciudad. El torneo de clasificatoria no había ahorrado en detalles, habían instalado las canchas de Voleibol en la zona de playa de aquel hotel.

Nunca habría puesto un pie en un lugar como ese si no fuera por su vida como deportista. No habría tenido lo que ahora tiene sin esas becas deportivas o todo lo que le ofrecían sus patrocinadores. La ropa y el equipo con el que contaba. Todo, incluso el teléfono que llevaba, lo había conseguido gracias al voleibol.

Tenía fuertes patrocinadores, pero ninguno daba algo monetario, se conformaban con enviar productos, sin embargo no resultaban ser tan malos. Eran un gran aporte para su pequeño equipo. Jisoo no era distinta a ella.

Todo el dinero que ganaba de la beca deportiva que el gobierno le brindaba, era para solventar gastos deportivos y familiares, su madre y su padre, y todo aquello que tenia que pagar para los partidos. Las inscripciones, el entrenador, el representante, los viajes a distintos lugares del país, hospedajes, etc. A veces no alcanzaba para todo aquello, pero a pesar de ello, tenía suficiente para sobrevivir y sobrellevarlo. Estaba más cerca de la meta cada día. Fielmente sabía que valía la pena todo el sacrificio.

Había mucha gente en recepción, uniformados, publico de las demás canchas, fotógrafos y uno que otro deportista prestigioso dando una entrevista.

Jisoo subió a uno de los ascensores con prisa y esperó a que entrará Lisa. Jisoo preciso los botones para que el ascensor comenzara su marcha. Subieron ambas en silencio. El corazón de Lisa golpeaba aun por el esfuerzo que había hecho en la cancha, se sentía agotada. Quería darse un baño y sabía que los pensamientos de su compañera eran los mismos que los de ella.

Salieron y se dirigieron a su habitación. 3270.

Al entrar, Jisoo se detuvo de golpe y ella chocó contra su espalda. Miró hacía dentro, frente a las dos camas en el cuarto, en la mesita de noche.

Se encontró un enorme arreglo de flores, decorado con fresas cubiertas de chocolate. Un globo metálico circular flotaba por arriba de éste, en letras grandes se leía Felicidades, uno más.

Jisoo se acercó y tomó una fresa, comenzó a reír al ver la tarjeta.

- No puedes ser más cursi, Lisa. No lo dudé ni por un momento. – dijo Jisoo alejándose directamente al baño, necesitaba ducharse. Lisa se sonrojó. Leyó la tarjeta.

Felicidades, nos falta uno más. 
Nos veremos muy pronto.

Rosé

P.d. Las fresas son de Jisoo.

- No creas que todas son tuyas – sentenció Lisa a su amiga. Observó como un rollo de papel volaba hacía su dirección, no logró atinarle. Jisoo se encerró.

Lisa río por lo bajo, se sentó en el piso a los pies de la cama y sacó su teléfono.

Lisa: ¿Cómo supiste dónde estaba?

Rosé: Instagram

Lisa: ¿Cómo supiste que ganamos?

Rosé: Instagram

Lisa: Imposible porque acabo de salir de jugar.

Rosé: Instagram es muy rápido

Lisa sonrió, por supuesto que estaba mintiendo, ese arreglo lo debió haber enviado antes, tenía suerte de haber ganado. Si hubiesen perdido, habría sido muy triste encontrar ese arreglo en la habitación. Rosé siempre era muy detallista con ella. Abrió la foto de perfil de esa chica.

Era tan hermosa, su rostro era delicado y su piel parecía tan suave, su cabello obscuro hacía un marco perfecto para aquel rostro, sus ojos eran castaños, grandes y profundos, un poco rasgados, sumamente bellos, su mirada era amable, sencilla y tranquilizadora, penetraban cada parte de ella de forma positiva. Observaba lentamente cada espacio de ese rostro, sus mejillas voluptuosas y sonrojados pequeñamente, su nariz pequeña y levantada en la punta, estéticamente perfecta, sus labios rosas con los que había soñado tantas veces, el labio inferior delicadamente más grande que el otro, cuánto quería probar esos labios, morderlos. Lanzó un suspiro. Quería conocer a Rosé. Necesitaba tener a Rosé entre sus brazos, señaba todos los días con esa posibilidad.

No bastaba con tenerla en llamada, mensaje, foto o video. La necesitaba ahí con ella. Las videollamadas eran muy cortas, Rosé no tenía mucho tiempo por su trabajo.

Le había dicho que trabajaba en una revista como ayudante. Tenía mucho trabajo, siempre se quejaba de las sesiones de fotos, de la ropa que tendría que acomodar y rechazar, era peor cuando tenían nuevas temporadas o le tocaba estar en un desfile de moda.

Lisa creía que ese trabajo la estaba sobrepasando. Pero parecía que Rosé lo disfrutaba en muchas de las ocasiones.

Cuando tenía suficiente tiempo, Rosé le marcaba y ella insistía con videollamada, cuando la convencía su corazón se salía cada vez que la tenía en pantalla, realmente era hermosa, incluso si se ponía cualquier filtro ridículo.

Necesitaba conocerla y estaba por lograrlo.

No había tenido dinero para comprar boletos de avión e ir y regresar de Corea, aunque lo deseara tanto. Quería ver a Rosé y el ganar la competencia del sábado haría que eso sucediera de verdad. Los patrocinadores pagarían el viaje y la estancia, ella ganaría con suerte y no importaría demasiado si perdía, porque ella ya habría ganado teniendo a Rosé entre sus brazos.

Lisa: Estoy a un juego de conocerte

Rosé: A menos...

Lisa: ¿A menos... ? ¿A menos que pierda?

Rosé: ...

Lisa: No voy a perder, lo prometo...

Lisa frunció el ceño, Rosé ya no se veía en línea. 





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A. I. A. 

Bienvenidos los comentarios. 

BridgesWhere stories live. Discover now