XXII

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Huir

Vale. ¿Qué podía pasar? ¿Que todas se pusieran en su contra?¿Que sacaran información del pasado y al final terminaran molestando?. ¿Y ya? Podía con eso. Tenía que relajarse. Solo eso, no era nada del otro mundo. Siempre lo hacían. Casual, normal. Resopló. ¿Oh, pero a quién estaba engañando? ¿Solo eso? ¡Eso era lo peor del mundo!¡Ellas vivían para estar en su contra!. Y lo disfrutarían frente a la rubia, sin duda. Y bueno, si lo hacían frente a la rubia. ¿Por qué tenía que importarle? Ni si quiera la conocía más de veinticuatro horas. ¿No?. Llevaban solo un día prácticamente. No es que fuesen intimas o algo así. Solo se habían besado un poco. ¿No?. No importaba lo que pensara la rubia. ¿Ah, no? ¿Y entonces por qué se había cambiado tres o cuatro veces antes de salir a buscarla?. Vale, pensó Lisa. Estaba un poco paranoica. Eso era todo.  

Todo estaba saliiéndose de control. Primero Rosé con su extraña actitud, luego Jisoo con esa amenaza hacia un momento en tailandes. Había dicho que el juego no se había acabado. Y al principio no lo entendió, pero cuando la rubia había tomado a Jisoo por la cintura con urgencia, lo había entendido. Jisoo no estaba fuera del juego.

Lisa pensó un segundo, mientras entraban al restaurante. Miró a la rubia detrás de Jisoo y al restó delante de ella. Era un complot del destino. Era el Karma tomando lo que era suyo. Haberse besado con la modelo había provocado que el universo conspirara en su contra. ¿Pero como huir ahora? ¿Excusarse sin más? ¿No había sido ella la que había insistido para desayunar con la rubia? Vale, la no invitación, por supuesto. Si ella la hubiese invitado a desayunar realmente se sentiría más culpable. Invitar a otra chica a salir cuando ya tenía una chica esperando, no era bueno. No hablaba bien de ella. Y sí, ya estaba metida en aquella mentira de la cual quería convencerse. ¿No estaba haciendo nada malo, no? Rosé no era su novia oficialmente. ¿Y entonces por qué se sentía tan terrible?. 

Se situaron en una mesa grande y espaciosa, pero no lo suficiente para mantenerse alejada de todas aquellas, que si se descuidaba un poco, estaba segura se enroscarían y tirarían veneno.

Se había sentado a un costado de la rubia. Por su lado derecho. Eso estaba bien. No había nadie de su lado izquierdo. Al otro lado de la rubia, estaba Jisoo. Eso no le agradó demasiado, pero era mejor mantenerse así que arriesgarla a que estuviera con el resto. Lo que no esperó fue que Jennie se sentara frente a ella. Por si fuera poco, a lado de Jennie estaba Irene, como siempre. Era lo suficiente incomodo que no levantó la vista del plato que tenía vacío frente a ella. Estaba tensa, como para no prestar atención a lo que hablaba Nayeon con Tzusu e Irene. Nayeón se había sentado a un lado de Jisoo. Frente a ella estaba Tzusu a un costado de Irene.

Todo esto estaba mal y confuso. Parecían nerviosas por la presencia de la rubia, pero lo disimulaban con preguntas de cuando en cuando hacia ella. Sobre los eventos, marcas, pasarelas. Ella se limitaba a sonreír, contestar brevemente y preguntar sobre el deporte. Era atenta y amigable. Hablaba segura después de cada pregunta y eso lo había percibido Lisa, solo podía poner atención a la voz de aquella chica. Le agradaba sobremanera y eso estaba mal. Muy mal.

La única que se mantenía callada había sido Jennie y ella, claro. Levantó la vista hacia Jennie, no hacia falta conocerla, solo unos segundos bastaron para percatarse de esa mal humor que se cargaba, la chica miraba el plato y mantenía un semblante duro, distante. No estaba interesada en ninguna de las conversaciones. Estaba recta en su lugar, ese mal humor se atenuaba con el golpeteo de sus dedos en la mesa. Lisa suspiró, sabía que las cosas estaban por empeorar, de eso no había duda, su atención quedó en Jennie por largo tiempo. No percibió el movimiento, pero cuando ya no escuchó hablar a la rubia, miró a su costado. Ella la miraba atenta, un poco confundida. En sus ojos podría percibir un brillo de duda y algo más que no logró descifrar. ¿Enfado? ¿Le dolía algo? ¿Cuánto tiempo llevaba mirándola?. La modelo solo bajó la mirada a su plato vacío. Parecía incomoda. Tomó la copa que el mesero había llenado antes de tomarles la orden. Le entró una urgencia de preguntarle qué pasaba, pero sabía que sonaría extraño. Demasiado. Quería sacarla de ahí, pero no podía solo tomarla y ya. No tenía ningún derecho, ni escusa.

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