XI

1.2K 155 22
                                    

Capítulo

XI

Beso

Sintió el cuerpo de Lisa pegándose un poco más ella, todo en su interior estaba ardiendo. Sentía sus mejillas a fuego vivo. Lisa besaba muy bien, sin duda sabía lo que estaba haciendo. Rosé tomó la cintura como Lisa lo había ordenado con su mano, pero esta vez la rodeaba con ambos brazos, aquello había hecho que Lisa se pegara más. Era muy cómodo estar a la misma altura, todo en aquel extraño acto se amoldaba y encajaba a la perfección. Lisa se sentía tan bien entre sus brazos. Olía tan bien, sabía tan bien, mejor de lo que había imaginado. Se separó un momento de Lisa para tomar aire, colocó su frente pegada a la de ella. Sentía en su rostro el alimento entrecortado de Lisa, también le faltaba el aire como a ella. Había esperado eso tanto tiempo, se sentía mareada, eufórica, su estómago estaba por salir como su corazón, sabía que Lisa podía escucharlo si se concentraba. Abrió los ojos, sentía como su pecho subía y bajaba agitado, no podía contenerse. Necesitaba aire. Lisa permanecía con los ojos cerrados, había un ligero rubor en sus mejillas. ¿Ella había empezado y ahora no quería mirarla?. Rosé entrecerró los ojos y volvió a los labios de Lisa, capturando su labio inferior, lo tomo con los dientes y lo estiró un poco. La castaña gimió muy bajo, como ahogando aquel sonido y abrí los ojos. Rosé se encontró con sus ojos sorprendidos. Le sonrió coqueta y alejó sus manos de la cintura de Lisa, la empujó un poco por los hombros para que se alejara y la dejara moverse lo suficiente para girarse y darle la espalda.

- ¿Lista? - preguntó, pero no esperó contestación y abrió la puerta. Salió, con suerte y prisa no le pondrían atención, miró hacia el ascensor, ahí seguían esperando. Según Tae, el fotógrafo que la había sorprendido hacía un par de horas, se había hecho cargo de comunicar a sus colegas de la presencia de Chaeyoung en aquel evento deportivo. Y por si fuera poco, también había dado información de su habitación. Al ser la única de la plata de arriba, habían sabido dónde estaba gracias a los números en el ascensor. O sea, si sabían cuando subía, también sabían cuando bajaba. La estaban esperando. Y no iban a tardar en darse cuenta que el ascensor ya no estaba bajando a esa planta. No tardarían en dirigirse hacia ellas.

- Espera, espera... - dijo Lisa detrás de ella. Rosé continuó caminando, el restaurante no estaba muy lejos, estaba cerca de la salida que daba a la playa. Rosé miró hacia atrás, Lisa venía un poco más lento, detuvo un poco el paso y la tomó de la mano para apresurarla. Lisa parecía confundida, pero sin quejarse la había seguido, desde su habitación hasta ahí.

La Rosé dentro de ella estaba muriendo de celos, su novia no le había dicho dónde estaba, con quién saldría, ni siquiera había contestado el último mensaje y por si fuera poco, se estaba besando con una desconocida en unas escaleras de un hotel. Rosé estaba que moría, pero Chaeyoung estaba más que feliz, divertida incluso. Todo había cambiado, era terrible porque no estaba pensando bien las cosas, se estaba dejando llevar por la situación. Casual. Se rió a sus adentros, qué más que casual que aquello.

Lisa había estado insistiendo que la conocía, casi se ahoga en ese momento. Lisa se daría cuenta. Cuando se percató de que Lisa buscaba su mirada incesantemente, con esa mirada que detonaba un reconocimiento y una duda, pensó que se lo dejaría a ella, dejaría que todo fluyera como iba y Lisa se daría cuenta de quien era ella y cuan igual era a Rosé. Iba a soltarle información en aquellos días y si antes del domingo no se daba cuenta por ella misma, le soltaría la sopa sin dudarlo. No quería presionarla, solo quería que la conociera un poco más antes de juzgarla o pensar cualquier cosa negativa de ella por ocultarle esa parte de su vida. Le mostraría su vida tal cual era o una parte de ella. La fama en el extranjero no era tan abrumadora como la que tenía en Corea.

BridgesWhere stories live. Discover now