Dos

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Game over, el engaño antes de la tormenta

Jungkook volvió la vista a la puerta cuando escuchó la cerradura ceder, aquella acción casi le costó la vida en el videojuego, pues el enemigo le había salido por la espalda, vaciando su cartucho de balas sobre él, quien apenas pudo presionar unos...

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Jungkook volvió la vista a la puerta cuando escuchó la cerradura ceder, aquella acción casi le costó la vida en el videojuego, pues el enemigo le había salido por la espalda, vaciando su cartucho de balas sobre él, quien apenas pudo presionar unos cuantos botones para cubrirse en la pared vecina.

Le echó una mirada a su hermano mientras su avatar se curaba, lo vio entrar, quitarse los zapatos sin ayuda de las manos puesto que traía pesadas bolsas de plástico en ellas, para luego dirigirse a la cocina y dejarlas sobre la barra.

Jungkook estuvo a punto de levantarse a ayudar a Jimin, pero en cuanto divisó una cabellera azul cruzar la puerta y cerrarla a sus espaldas, el chico bufó y regresó la vista al videojuego.

Después de todo, Jackson le había dejado la partida en sus manos al huir al piso de arriba apenas escuchó la puerta abrirse, excusándose con que Jimin probablemente le daría un coscorrón seguido de una cerveza pero el coscorrón en verdad dolería. 

Y tenía que salvar la jodida partida él solo si no quería perder una estrella de rango.

No era la primera vez que Jackson hacía tal cosa, de hecho, no era la primera vez que iba a casa de los Park a terminar un trabajo en equipo y terminaban compartiendo una que otra partida, no obstante Jungkook apenas lo conocía, era un par de años mayor y lo único que sabía a ciencia cierta es que asistía a la misma universidad que Jimin pero prácticamente vivía de las canchas de futbol americano.

Ah, y que daba unas fiestas de muerte.

Jungkook apretó el botón de disparo poco interesado en la conversación de su hermano y el novio de este, Taemin se daría una ducha, bla, bla, bla, el jodido partido por el que tendría que renunciar a la tele de la sala empezaría en dos horas, bla, bla, bla, Bulgogi para cenar...

¿Su hermano había dicho Bulgogi?

El maknae despegó la vista de la pantalla, mirando de reojo al rubio, arrepintiéndose casi al instante al verlo casi comerse entero a su novio.

Jungkook bufó aguantando las ganas de vomitar y virar los ojos, ganas que empeoraron cuando Taemin pasó por la sala apenas dedicándole un saludo seco que ni en un millón de años se molestaría en regresar. 

Jimin se adentró a la cocina y buscó en las repisas un vaso para servirse agua.

El menor lo observó recargarse en la barra con ambos codos, bebiendo del vaso con la mirada perdida en el ventanal a un costado.

— ¿Por qué esa cara tan larga? — Preguntó y Jimin dio un respingo, casi como si hubiera olvidado que Jungkook estaba ahí.— ¿Te encontraste a Soo-Yoon?

El rubio se bebió la última gota del vaso y lo dejó en el fregadero, después pondría unos cuantos en el lavavajillas.

Jungkook frunció el ceño al no recibir respuesta, sentía el animo de su hermano demasiado tenso, como si su cuerpo hubiera formado una pequeña burbuja y se hubiera esforzado por mantenerse dentro, aislado de los demás. Jimin no era así, normalmente llegaba a casa con una sonrisa en la boca, gritando a todo pulmón que había llegado y luego corría hacía él a revolverle el cabello.

DAMNATIONWhere stories live. Discover now