Once

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Bajo tierra, del otro lado de la ciudad

Yoongi se limpió el sudor con la mano izquierda al mismo tiempo en que sostenía la pala, solo para segundos después dejarla caer con rudeza sobre el césped desigual

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Yoongi se limpió el sudor con la mano izquierda al mismo tiempo en que sostenía la pala, solo para segundos después dejarla caer con rudeza sobre el césped desigual. Como si desquitarse con la tierra fuera la forma perfecta de descargar toda su ira, impotencia y tristeza.

Repitió el movimiento alrededor de diez veces mas, acuchilló el pasto y la tierra antes tomar un descanso y bajarse el pañuelo que le cubría la nariz para tomar aire fresco y liberar la presión que llevaba acumulándose en su pecho. Sentía que estaba ahogándose y no precisamente porque el pañuelo le impidiera respirar.

Jungkook clavó la pala y echó la tierra a un costado; el montón ya comenzaba a desbordarse del lado contrario de donde yacía el cuerpo.

El maknae le echó una mirada al mayor, pero siguió cavando. Yoongi ni si quiera se inmutó, se limitó a apoyar la pala en el pasto unos segundos, sin apartar la vista de Dong-Hee.

El cuerpo estaba cubierto por la alfombra favorita de Jin, esa que siempre se empeñaba en mantener limpia y por la que Jin siempre los regañaba cuando derramaban soda y frituras cuando iban de visita para ver los finales de fútbol. Estaba manchada, terriblemente manchada, como si litros de refresco se hubieran extendido poco a poco por las diminutas fibras de algodón y se hubieran quedado completamente adheridas a ellas.

Una mano sobresalía del bulto y mas arriba podían distinguirse los mechones de pelo de su amigo.

No supo en qué momento la opresión en su pecho volvió pero fue consciente de ella cuando el músculo en el lado izquierdo de su pecho se estrujó tanto que tuvo que recargarse y sujetar bien la pala.

— Oye — Jungkook dejó de cavar por un momento al escuchar la pala de su compañero caer al suelo con un golpe sordo — ¿Yoongi, estás bien?

— Estoy bien — Alcanzó a murmurar el contrario, agachándose para recoger la pala. Jungkook quiso ayudarle, se acercó a él, rodeando el agujero en el suelo pero Yoongi lo apartó con el brazo.— Estoy bien.

No obstante, en el momento en el que Yoongi quiso reanudar su tarea casi cayó de bruces en el agujero. Aquello no sucedió solo porque Jungkook alcanzó a sujetarlo por la chaqueta.

— Descansa un poco — Dijo, ayudándolo a sentarse en el césped — Vamos a estar un buen rato aquí, a decir verdad, tenemos toda la noche.

Yoongi le echó un vistazo a su alrededor antes de responder. La luz de las farolas perforaban la espesa niebla, a diez metros de donde yacía sentado, podía vislumbrar los rostros putrefactos que se pegaban a los barrotes del portal.

Los infectados se retorcían, la carne se les destrozaba al frotarla con rudeza contra los barrotes de metal pero aquello no parecía frenarles.

No estuvo seguro de cuánto tiempo pasó antes de que apartar la vista de aquellos seres descarnados, pero terminó desistiendo, asintiendo por fin, soltando la pala y llevando sus manos a los agujeros en su pantalón.

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