Cuatro

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Toronjas en el suelo, la mano en el cristal

La baba le escurría por el mentón, acumulándose en la suave superficie de tela que cubría el desgastado sofá

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La baba le escurría por el mentón, acumulándose en la suave superficie de tela que cubría el desgastado sofá.

Yoongi roncó, se oyó como si estuviera ahogándose con su propia saliva, y en parte era cierto, pues tosió antes de dándose la vuelta, haciendo crujir bajo su cuerpo los oxidados resortes del sofá.

Que el mueble tuviera la manta suavecita cubriendo sus hoyos, no significaba que fuera nuevecito o siquiera cómodo, pero es que el chico había llegado del trabajo con los ojos casi cerrándosele que a duras penas había podido tumbarse en el sillón.

Y de inmediato había estirado la pata, abrazándose al único cojín que adornaba el sofá y que luego de tres horas yacía apachurrado bajo sus piernas con la manta del sofá cubriéndole medio torso.

El pálido estaba seguro que habría podido dormir veinticuatro horas seguidas, puesto que esa noche no tendría que cubrir turno en la gasolinera y mañana era su día de descanso en la comisaría... Detestaba limpiar vómitos de borrachos de las celdas y llevarle café a su tío porque "la jornada se había puesto difícil" cuando ni una mosca pasaba por ahí, pero es que no podía darse el lujo de renunciar luego de haber sido despedido en la feria y claro... Porque su tío lo había presionado para que le pagara la renta, así que no le quedaba de otra mas que aceptar el trabajo que él mismo le ofreció.

Yoongi sacudió levemente la cabeza y enfurruñado restregó la cara contra el posa brazos del sofá. A la mierda el trabajo, luego se preocuparía por ello, ahora lo que le importaba era relajar los músculos y dormir como si no hubiera mañana y claro, lo habría seguido haciendo de no ser porque escuchó la puerta de la entrada ser abierta.

Yoon se tapó los oídos sabiendo lo que se avecinaba.

— ¡Yoooooongi! — Gritaron y el chico gruñó entre dientes, haciéndose con el cojín y tapándose con el las orejas.

Fue cuestión de segundos para que los pasos llegaran a la sala y luego un par de manos lo apresaron ypor los hombros, sacudiéndolo. Alguien estaba tirando de él, más específicamente Taehyung.

Yoongi gruñó, dandole la espalda a su hermano, soltándose de su agarre al mismo tiempo en que jalaba manta, cubriéndose hasta las orejas.

— ¡Yoongi! ¡Levántate, Jin está esperándonos en el auto! — Gritó y el mayor sintió sus oídos reventar.

— No quiero ir.— Murmuró con la voz ronca, tapándose la cara con las manos cuando Tae le arrebató el cojín.

Si bien Yoongi no creía que los vampiros fueran reales, se sintió como uno cuando abrió los ojos enojado en el momento en que su hermano dio un tirón a su camiseta, demasiado fuerte como para que diera la vuelta y terminara con la espalda en el suelo.

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