Veintinueve

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Cucaracha, la cena

Era repulsivo ver como la sangre se escurría por la mejilla que estaba a nada de desprenderse por completo

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Era repulsivo ver como la sangre se escurría por la mejilla que estaba a nada de desprenderse por completo. Jimin incluso podía jurar que, si se atrevía a tocarla, su dedo se hundiría en la asquerosa piel gelatinosa del ser.

Con toda la fuerza de su brazo izquierdo, el rubio sostuvo al infectado por el cuello, alejándolo de su rostro, y entre forcejeos intentó hacerse con la cuchilla que llevaba en el bolsillo. Cuando sus dedos rozaron el filo, Jimin volteó a sus costados, intentando dar con el paradero de Min Yoongi.

Luego de pocos segundos, y no muy lejos de donde él yacía, notó que Yoongi estaba en el suelo y le daba ligeramente la espalda. Jimin se alegró de haberlo encontrado, más la emoción se esfumó al instante al caer en cuenta de que no se movía.

¿Estaba muerto?

Una oleada de preocupación lo envolvió, y aunque el cuerpo putrefacto que alcanzaba a cubrir el de Min Yoongi yacía inmóvil, eso no le aseguraba que el pelinegro había salido ileso.

Al frente más pasos se escucharon y Jimin apartó la vista del chico para visualizar a menos de diez metros, tres infectados más que se habían adentrado por el pasillo a paso lento. Giraban la cabeza de un lado a otro gruñendo en voz alta.

Si aquellas criaturas no eran las únicas que quedaban vivas en esa bendita escuela, Jimin estaba seguro de que no podría sobrevivir sólo. No podría enfrentarse a tantas criaturas a la vez.

Apretó los labios cuando el infectado sobre de él soltó una mordida al aire, y de un solo golpe le clavó la cuchilla en el ojo, apresurándose a ponerse de pie. Apenas se levantó, alejó de un empujón a la infectada que había estado a punto de lanzársele, y antes de acabar con ella, arremetió contra un tercer adolescente cuya camiseta rasgada era casi inexistente.

El último infectado que quedaba en pie fue el único que le dio pelea; caminaba hacía él, dominado por las ansias de llenar su estómago de carne humana. No era más que un muchacho de su misma edad que había encontrado a la muerte de una forma tan espantosa a juzgar por su aspecto, pues tenía el cuerpo roído a mordiscos.

Jimin no le permitió acercarse ni un solo paso más, así que alzando el cuchillo a lo alto, el rubio acortó la distancia entre ellos, llevándoselo consigo hasta aplastar su cabeza contra un casillero y atravesarle la filosa daga en la frente. Por simple inercia, el cuerpo se desplomó luego de que el rubio lo soltara.

Jimin respiraba agitado, su pecho subiendo y bajando con prisa, sus dedos temblando de tanta adrenalina.

Pese a haber terminado con toda aparente amenaza, en cuanto Jimin se dio la vuelta, un cuarto infectado que no había visto adentrarse por el corredor se abalanzó sobre él. Jimin sintió su mente abandonarlo por unos segundos, su cabeza había ido a dar contra las puertas metálicas de los casilleros debido a la fuerza inhumana del infectado. El golpe lo aturdió lo suficiente como para ahora ver tres cabezas enseñándole los dientes, no obstante, el chico sujetó con fuerza el rostro putrefacto, siendo cuidadoso para evitar ser mordido, pero para su mala suerte el cuchillo había ido a parar al suelo.

DAMNATIONWhere stories live. Discover now