Dieciséis

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Maullar de gato, porta candado

Maullar de gato, porta candado

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Se sentía asfixiado.

El olor de la sangre se encerraba en el automóvil, tan pesado y nauseabundo que conforme pasaban los minutos, Jungkook comenzaba a sentir la comida subir por su tracto digestivo. El constante traqueteo del auto y el brusco girar del volante definitivamente no eran de ayuda.

A decir verdad, ya no sabía si el olor metálico provenía de la herida en el cuello de Taehyung, aquella que llevaba rato presionando, o si en realidad se debía a que tenía el cuerpo entero cubierto de la viscosa sangre. Tampoco sabía distinguir entre el sudor y el húmedo líquido rojizo deslizándose por su espalda.

El chico tendido en los asientos traseros se quejó cuando el auto pasó por un bache y Jungkook empapado en preocupación le puso una mano en la frente. Faltaban alrededor de dos calles para llegar, Taehyung estaba resistiendo muy bien, ahora que lo pensaba, después de haber sido atacado de esa manera tan inhumana, el chico debería estar muerto ya mismo.

Las calles estaban atiborradas, podía distinguirlas a través de las ventanillas del auto que no habían resultado embadurnadas con sangre; siluetas escabulléndose, luchando por sobrevivir en el exterior.

De pronto, y justo cuando Jungkook alzó la vista, incorporándose para mirar por el parabrisas; una manada de infectados se lanzaron al automóvil por la izquierda, aparentemente provenientes de una calle menor que interceptaba con la que habían estado siguiendo.

La mayoría quedaron sepultados bajo las llantas pero una buena cantidad de ellos se apresaron al capó, bloqueándole la vista y complicándole el trayecto al rubio conductor.

Fue cuestión de segundos antes de que el auto patinara por la avenida, perdiendo el control.

Lo curioso fue que el recién ataque de infectados no había desencadenado tal tragedia, sino que el responsable se hallaba dentro del auto. Taehyung había muerto y había vuelto tan solo pocos minutos después.

Jungkook no lo notó debido al disturbio que causó un repulsivo infectado cuya mandíbula se abría y cerraba contra el cristal, tapándoles el panorama con sus premolares. Estaba seguro de que podía verle la campanilla.

Taehyung los tomó por sorpresa, los había atacado, más específicamente al maknae, lanzando la primera mordida directo al brazo tatuado que intentó bloquearlo apenas cayó en cuenta de lo que sucedía.

La colisión vino luego. Y segundos después era incapaz de moverse, su torso ardiendo de dolor cuando intentaba apenas tensar el más mínimo músculo.

Abrió los ojos a continuación, y el brillo cegador del sol de mediodía lo obligó a entrecerrarlos, temeroso de lo que eso significaba. No se hallaba dentro del auto.

Las mordidas vinieron después, encajándose en su carne, agresivas e insaciables. Jungkook no sabía a ciencia cierta si lo que estaba sucediendo era verdad, no obstante, los gritos tras de él se lo confirmaron.

DAMNATIONWhere stories live. Discover now