16.

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La agente y la profesora se sentaron en el sofá con el cartón de pizza en la pequeña mesa de madera oscura frente al televisor. No dijeron nada durante un buen rato, se dedicaron a cenar, a cavilar y ver la película que emitían esa noche en Syfy por el especial de Halloween.

—Julia amaba Halloween.

Reign rompió el silencio con aquella dolorosa frase. Rachel la miró con extrañeza. No parecía triste por su muerte, ni siquiera por la ruptura. Había algo que truncaba sus días y sus noches, algo que no la dejaba descansar, que iba pegado a su espalda como si de un demonio se tratase.

—¿Cómo estás? —Preguntó Rachel, justo como esa misma tarde había hecho la sheriff con ella.

Reign la miró con el ceño fruncido, se mordisqueó el interior de la mejilla izquierda y agachó la cabeza.

—No estoy. Intento seguir con mi vida para criar a Chloe, cuando sea mayor...

La inspectora alzó los hombros y volvió a mirar al frente con ojos inertes, dejando las manos caer a los lados de su cuerpo.

—Ni siquiera estoy triste —aseguró—. Es que no entiendo nada, Rachel —confesó con un susurro, volviendo a mirarla—. No entiendo por qué la vida pone estas cosas en nuestro camino, ¿sabes?

Reign tragó el bocado que masticaba, y sacudió la cabeza.

Ambas permanecieron en silencio con la mirada fija en la tele, aunque no atendían a lo que emitían. Cada una se había enfrascado en sus pensamientos y preocupaciones, hasta que Rachel sacó su móvil para saber la hora. Reign también miró el móvil, como si fuese una reacción automática y sin pensar, y vio la foto que la profesora usaba en su fondo de pantalla. En la foto aparecían Greta, su madre, y ella sentadas en un sofá, pero no solo eso, Rachel estaba embarazada.

—Estabas preciosa en esa foto —se le escapó a Reign, que tan rápido como lo dijo se arrepintió.

¿Qué iba a pensar Rachel? ¿Que miraba de soslayo cada vez que sacaba el móvil?

—¿Estaba? —Respondió la maestra con un tono divertido, mirando a Reign con el ceño fruncido.

—No, quiero decir, eres preciosa. Espera, no, no...

Cuando se dio cuenta de lo que había dicho se sintió aún peor. Apretó los ojos y escuchó la risa de la profesora, que puso una mano en la rodilla de Reign.

—Todos me decían que estaba más guapa embarazada, no te preocupes. Tengo que irme, gracias por todo —agradeció la profesora, colgándose su bolso en el brazo, que quedó doblado.

Reign se levantó del sofá y la acompañó hacia la puerta.

—¿Gracias por qué?

—Pues por todo.

La profesora presionó sus labios contra la mejilla derecha de Reign, y luego la acarició para quitarle la posible marca del pintalabios.

—Nos vemos mañana, cielo.

*

Reign se pasó media noche en vela, mirando a las vigas de madera que soportaban el techo de su habitación y escuchando el repiqueteo de la lluvia contra su ventana a la vez que pensaba en Rachel. En realidad, no pensaba en ella, la sentía. Sentía el roce de su mano en su rodilla y luego el beso en su mejilla. Escuchaba ese 'cielo' en voz baja, dulce, acompañada de una sonrisa tierna que se llevó con ella al salir.

Verla al día siguiente en la escuela le parecía raro, e incluso incómodo. Parecía que se habían acostado y ahora todo era incómodo, pero no.

heridas abiertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora